El perro
Cuento zen con moraleja
Los humanos reaccionan no frente a la realidad, sino frente a las ideas que tienen en su mente. La mente es la masa que toma el control si tú la dejas.
Cuento zen sobre la mente
Un grupo de turistas había quedado aislado en un lugar desértico y, como no tenían más víveres que unas latas de conserva cuyo plazo de caducidad ya había expirado, decidieron dárselos a probar antes a un perro, el cual pareció comerlos con gusto y no padecer ningún tipo de efectos.
Pero al día siguiente se enteraron de que el perro había muerto, y todo el mundo fue presa del pánico. Muchos comenzaron a vomitar ya quejarse de fiebre y disentería.
Consiguieron hacerse con los servicios de un médico para que tratara a las víctimas del envenenamiento. El médico quiso saber que le había ocurrido exactamente al perro, para lo cual se hicieron las debidas pesquisas.
Y un vecino del lugar, que lo había visto casualmente, dijo:
¡Ah!, ¿el perro? Anoche fue atropellado por un automóvil.
MORALEJA
Los seres humanos reaccionan no frente a la realidad, sino frente a las ideas que tienen en su mente...
La mente es la masa humana interna. La masa ha creado un mecanismo dentro de ti; desde ahí se te controla. La sociedad cree en ciertas cosas; la sociedad ha inculcado esas creencias en ti. En lo profundo de ti, cuando apenas te dabas cuenta, te hipnotizo para seguir un cierto papel. Si haces algo en contra de ese papel, la conciencia inmediatamente te dirá que no.
Esa conciencia no es realmente consciencia; es un sustituto, un truco social, es política. La sociedad ha creado ciertas reglas en tu mente, y si vas contra ellas, la voz de la sociedad surge inmediatamente en tu interior: No lo hagas. Está mal. Es pecado. La sociedad te fuerza desde dentro para que te sientas culpable.
Si quieres salirte de lo que falsamente llaman conciencia, y lograr una consciencia real y auténtica, necesitas hacer un gran esfuerzo. Y todo el esfuerzo va a ser este: llevar la consciencia desde la mente a la no-mente, de la conciencia a la conciencia.
La conciencia te la da la sociedad; la consciencia surge en ti. La conciencia es prestada, rancia, podrida; la conciencia viene del pasado, que ya no existe, la vida ha cambiado completamente. La consciencia viene de ti. La consciencia siempre es del presente, siempre es fresca. La consciencia te hará más íntegro, la consciencia es integridad.
La palabra “integridad” es una palabra latina; proviene de dos raíces, in y tangere. Tangere significa puro, entero, incorrupto, virgen. Un hombre íntegro está entero; no es múltiple, es uno. Un hombre íntegro es puro, sin corromper por el pasado, virgen. Y de esa virginidad surge la fragancia que llamamos espiritualidad.
Moralidad no es lo mismo que espiritualidad. La moralidad es un truco social.
La espiritualidad es un descubrimiento individual, tienes que descubrir la espiritualidad.
La moralidad puede ser dada; la espiritualidad, nunca.