El aprendizaje florecerá

Cuento zen con moraleja

Diferencia entre Maestro y discípulo: un maestro no es quien enseña, porque no hay nada que enseñar. Un maestro es en cuya presencia es posible aprender.

Imagen del cuento: El aprendizaje florecerá

Cuento zen sobre el aprendizaje

Un buscador acudió a Jalaluddin Rumi, el místico sufí y le dijo:

¿Me enseñarás? ¿Me enseñarás, maestro?

Jalaluddin le observó y contestó:

¿Me dejarás enseñar?

¿Por qué no habría de dejarte enseñar? Respondió el hombre. He venido a aprender.

Porque esto es lo más importante; ¿Me dejarás enseñar? Dijo Jalaluddin. De otra manera no puedo enseñar, porque, en realidad, no es posible enseñar, solo es posible aprender. Si lo permites, entonces el aprendizaje florecerá.

Lieh Tzu quien fuera este ansioso buscador, estuvo con su maestro Jalaluddin Rumi durante muchos años, sentado en silencio, sin hacer nada, volviéndose más y más pasivo. Llegó el día en que se volvió absolutamente silencioso; no había un vestigio de pensamiento en su ser, ni una ola. Su energía estaba completamente presente, era un embalse, un lago plácido sin olas, sin un soplo del viento; entonces lo entendió. Es algo que se produce en solo un momento.

MORALEJA

Este disolverse con el todo, este desaparecer en el cosmos, no se puede enseñar. Puedes aprenderlo, pero no se puede enseñar. Por eso Lieh Tzu y otros maestros taoístas no predican nada, no tienen nada que predicar. Ellos hablan con parábolas. Tú puedes escuchar el relato, y si lo escuchas realmente, algo se abrirá en ti como si fuera una explosión. Por tanto, todo depende de tu forma de escuchar.

El propio Lieh Tzu estuvo en silencio, sin hacer nada, aprendiendo a estar en silencio, aprendiendo a ser pasivo, a ser receptivo, aprendiendo a ser femenino; así es como se convierte uno en un discípulo.

Déjame decírtelo: no hay maestros solo hay discípulos, porque esto es algo que no se puede enseñar. Entonces, ¿por qué se dice que hay maestros? Un Jesús no te puede enseñar, El Buda no te puede enseñar, Lieh Tzu no te puede enseñar; entonces, ¿por qué se les llama maestros? Por el contrario, si hay un discípulo, él aprende. Por tanto, un maestro no es alguien que te enseña; un maestro es alguien en cuya presencia tú puedes aprender. Permite que se conozca la diferencia: un maestro no es alguien que te enseña, porque no hay nada que enseñar. Un maestro es alguien en cuya presencia es posible aprender.