AMOR CONDICIONADO (CUENTO)

CUENTO ZEN (188)

El amor mental es un condicionamiento, impuesto; es una esclavitud. El hombre que ama con la mente es un prisionero. Puede ser que lo sepa, puede ser que no lo sepa. Puede ser que haya estado viviendo en un palacio muy hermoso, pero está aprisionado en él. La prisión puede estar muy bien decorada, con poesía y flores, puede ser que esté hecha de hermosas promesas románticas, pero es una prisión porque todo lo que es programado en la mente te esclaviza, no has experimentado el amor por ti mismo; te han programado para que ames.

El maestro enseñando a sus discípulos la esencia del amor les contó este cuento:

La madre: ¿Qué es lo que le gusta a tu novia de ti?

El hijo: Que piensa que soy guapo, inteligente y simpático.

La madre: ¿Y qué es lo que te gusta a ti de ella?

El hijo: Que piensa que soy guapo, inteligente y simpático.

MORALEJA

¿Qué significa amar? Significa ver a una persona, una cosa, una situación tal como realmente es, no tal y como tú la imaginas, y reaccionar ante ella como merece. No puedes amar lo que ni siquiera ves, lo que tu ego no te permite ver.

¿Y qué es lo que te impide amar? Tus conceptos, tus categorías, tus prejuicios y proyecciones, tus necesidades y apegos, los clichés que tú mismo has elaborado a partir de tus propios condicionamientos y experiencias pasadas.

El amor fluye de la novedad. Ver es la más ardua tarea que un ser humano puede emprender, porque requiere una mentalidad alerta y disciplinada, mientras que la mayoría de la gente prefiere ceder a la pereza mental antes que tomarse la molestia de ver a cada persona y cada cosa de un modo siempre nuevo, con la novedad de cada momento.

Libérate del condicionamiento. Liberarte de tus condicionamientos para poder ver es bastante difícil. Pero el ver te exige algo aún mucho más doloroso: liberarte del control que la sociedad ejerce sobre ti; un control cuyos tentáculos han penetrado hasta las raíces mismas de tu ser, hasta el punto de que liberarte de él es tanto como despedazarte.

Un ser que no está condicionado por el ego, su amor es puro.


DEFINICIONES DEL ZEN


El zen es una tradición ancestral que nació en la India y se expandió por China y Japón. Su propósito es lograr la iluminación, el estado de completa sintonía con la realidad tal cual es.

El zen no se basa en escrituras sagradas, rituales o ceremonias, sino en la meditación, el silencio y la conciencia plena.

El zen no busca dar soluciones, sino generar preguntas, cuestionar las creencias y los prejuicios, liberar la mente de las ataduras del ego y las ilusiones.

El zen utiliza las historias como un recurso para transmitir su esencia, pero no son historias ordinarias, sino historias que violan las reglas, que desafían la lógica, que asombran y desconciertan. Son historias que apuntan a lo esencial, lo que no se puede expresar ni pensar.

Las historias zen no son para entenderlas, sino para vivirlas, para dejarse impresionar por ellas, para despertar con ellas. Las historias zen son como dedos que indican la luna, pero no son la luna.

El maestro zen cuenta las historias con elegancia y humor, sin querer imponer nada, sino solo compartir su visión. El discípulo zen escucha las historias con interés y apertura, sin intentar analizarlas o juzgarlas, sino solo dejarse llevar por ellas.

Las historias zen son como semillas que se plantan en el corazón del oyente, y que pueden germinar en cualquier momento, dando frutos de sabiduría y compasión.

Las historias zen son un obsequio, una invitación a la aventura, una puerta abierta a lo desconocido.

En este blog te presentamos algunas de las historias zen más famosas y fascinantes, acompañadas de comentarios y reflexiones que te ayudarán a profundizar en su significado. Te invitamos a leerlas con calma y curiosidad, sin prisas ni expectativas, solo con la disposición a sorprenderte y aprender.

Esperamos que estas historias te inspiren y te acompañen en tu camino hacia la iluminación.