La iluminación espiritual

Amor al prójimo

POR: MAURICIO AMAYA

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AMANDO A LOS DEMAS

Puede decirse que la mejor muestra de amor sería estar dispuesto a dar la vida por el que se ama. Al menos, es la máxima expresión que se interpretaría de quien con autoridad, platicó y, para el caso, practicó la máxima de amor por los seres humanos.

La concepción de Cristo supera ampliamente toda definición porque su amor por los seres humanos, por los que dio su vida, no tiene una identificación personalizada, identificada, conocida. No lo hizo por María, por Pedro, por sus padres. Dio su vida por todos los hombres, en general, para buscar su salvación.

Aquí nace una inquietud, en paréntesis corto, nacida de mi falta de capacidad para entenderlo. Lo hizo por los hombres, o lo hizo por su convencimiento de que con ello, Su muerte nos salvaba a todos. Fue su amor o fue la confianza en Su Credo. El hecho, su muerte sabida y aceptada, pareciera borrar toda duda.

Para el caso, prójimo lo defino como otro u otros seres humanos por los que estamos dispuestos a hacer todo lo necesario para mantener una relación cercana y afectiva. Seres humanos fruto de una evolución que nos ha llevado hasta nuestro entender presente de lo que creemos ser.

Porque, la verdad, nos cuesta aceptarnos como hijos de la evolución. De hecho, todo acto de xenofobia, de desamor, es buscar en donde no podemos encontrar nada diferente a nuestro origen único y común. Y esta verdad es un verdadero reto a la predicada y tan poco practicada experiencia de amar a los demás.

Sin embargo, pocos, muy pocos nos dan la esperanza de lograrlo porque han superado tan generalizado estigma. Y ellos son seres excepcionales, casi Iluminados, que entendieron el amor por la humanidad más allá de toda posibilidad de duda.

Y muy pocos más.

En cambio, varios, miles y si contamos sus seguidores, millones, cientos de millones, miles de millones, se guían por la prédica del desamor con el agravante de vivir convencidos de que lo que hacen o hicieron, está acorde con los mejores valores y principios del amor.

Con sus terribles y predecibles consecuencias.

Amor al prójimo en la cultura humana individualista

ES UNA MENTIRA

Es sexo, pasión, intereses, deseos de poder, de protección, es un discurso. Hoy mueren diariamente (FAO) más de 30.000 menores de 4 años por física hambre, sed, enfermedades fácilmente tratables. En la Primera Guerra asesinamos 20 millones de personas y en la Segunda logramos duplicar la cifra. La Santa Inquisición quemó 6 millones de mujeres y otro tanto de hombres. Conquistamos a América en el peor genocidio de la historia con la bendición eclesiástica de las armas asesinas. ¿Seguimos? Y todo con el aplauso o la indiferencia de los que decimos amar al prójimo.


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