LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL
Si la conciencia encuentra lo sagrado, entonces cada acto es purificador, vives en el amor y en la armonía constante.
La conciencia es como el agua que se conserva pura mientras está en movimiento: si no fluye, se vuelve impura: estancada.
Cuando existe una acción que no es fragmentada, que es completa; Vivimos una vida religiosa en la que se puede actuar solo de un modo por la presencia del amor.
La vida religiosa es una vida de acción, no conforme a un patrón determinado, sino acción en que no hay contradicción, acción que no está segmentada, ni dividida.
Si no existe el ente iracundo, sino ese sólo estado de vivencia, hay transformación.
La ira es una expresión del «ego» y si ese «ego» persiste, la ira continuará.
El miedo y los comportamientos erróneos del ego se encadenan todos en la ignorancia y en el sufrimiento.
Si la mente está completamente libre, sin obstrucción alguna, experimentáis el descanso de no tener miedo.
La meditación es el despertar de esa inteligencia que nace de la compasión, de la claridad y de la destreza que la inteligencia utiliza.
Cuando hay compasión, hay claridad, que es la luz que emerge de su propia naturaleza y solo se puede alcanzar con el verdadero amor.