La iluminación espiritual

Verdaderos cristianos

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; Verdaderos cristianos; Patrocinio Navarro

Vida Universal

El cristianismo originario.

Vida Universal es una Comunidad dinámica de fe formada por cristianos libres, no institucional, expandida por casi todos los países del mundo, que enlaza con la corriente del Cristianismo originario y que, al igual que éste, se nutre de la fuente de la palabra profética.

Las enseñanzas del cristianismo originario son puestas al alcance de millones de personas a través de su difusión en los medios de comunicación, también con numerosos libros, CD y paginas Web, de manera que toda persona libremente puede convertirse en un verdadero seguidor de Cristo, libre de ataduras e instituciones.

La finalidad del cristianismo originario en Vida Universal es contribuir a que cada persona lleve a la práctica paso a paso los Mandamientos de Dios y las Enseñanzas del Sermón de la Montaña en todo lugar en que se desenvuelve la vida cotidiana, ayudando así a cada uno a encontrar la felicidad que nace del corazón y el éxito interno que no por último nace de la unión con toda vida.

Muchas de las acciones de Vida Universal no solo están dirigidas a rehabilitar el verdadero cristianismo, la enseñanza pura de Jesús de Nazaret, sino también en ayudar y defender a los animales, a la naturaleza y a la Madre Tierra.

La Corriente universal

Vida Universal es la corriente universal de la vida que proviene del Padre eterno y que Jesús de Nazaret nos enseñó y vivió como ejemplo. La Corriente universal de la vida es la ley omniabarcante de la vida de los Cielos. De la Corriente universal de la vida vino el Hijo de Dios a nosotros los seres humanos. Él era el profeta de Dios, el anunciador divino de Su Padre, así como todos los profetas que vinieron antes y después de Él. Su vida terrenal, Su Está consumado es Su acto redentor y la llave para entrar al Reino celestial, que Jesús, el Cristo, ha abierto para todos los hombres y almas. Jesús de Nazaret se transformó en la cruz en el vencedor y por consiguiente en el Redentor de todos los hombres y almas. Con Su fortaleza interna y Su fidelidad a Dios, Su Padre celestial, venció Él el deseo y la voluntad de los demonios de deshacer la Creación universal de Dios. Él es el Cristo de Dios que del Padre celestial vino a nosotros y por nosotros seres humanos.

Jesús de Nazaret era un hombre del pueblo. Él era recto, sincero y en todo sumiso a la voluntad de Dios. Alababa a Su Padre celestial en todas Sus palabras y enseñanzas. Jesús de Nazaret nos enseñó a los seres humanos cómo aplicar en todas las facetas de la vida los Diez Mandamientos y Su Sermón de la Montaña. Lo que Él enseñaba, lo vivía. Jesús de Nazaret nos explicó lo que es el Reino de Dios. Él enseñó la paz, el amor a Dios y al prójimo y la oración en el aposento tranquilo. En Jesús de Nazaret obraba el Espíritu Libre, a Quien quería acercarnos con sus explicaciones. Él estaba contra iglesias de piedra, contra sacerdotes, fariseos y escribas. Él estaba contra dogmas y ritos, contra estatutos eclesiales y toda clase de imposiciones, contra la condenación eterna, contra la pompa externa y la riqueza personal. Jesús de Nazaret era pacifista. Él estaba contra la violencia, contra las armas, contra la guerra, contra el fratricidio y también, como lo sabemos a través de la palabra profética, contra la matanza de animales. Como Jesús estaba en contra de todo tipo de atadura y de violencia, los fariseos, los escribas y sacerdotes lo tildaron de sectario. En base a Su vida y a Su actuación se fue desarrollando el cristianismo originario y la Corriente cristiana originaria, de la que también formamos parte nosotros, cristianos originarios.

¿Quiénes somos entonces nosotros?

Somos seres humanos libres que no pertenecemos a ninguna institución eclesial, a ninguna religión externa. Nosotros pertenecemos solo a Aquel que nos enseñó diciéndonos: Seguidme.

Para los fariseos, escribas y sacerdotes de aquellos tiempos Jesús era un sectario. Según la opinión de las instituciones eclesiales actuales y de sus partidarios, también nosotros, como seguidores de Jesús de Nazaret, somos sectarios, o sea, una secta.

Si usted adopta las mismas palabras de los sacerdotes, fariseos y escribas actuales, nosotros no se lo impediremos, porque en el cosmos material existe una fragua que obra con justicia.

Si alguien piensa que somos presumidos, quisiéramos decir lo siguiente: Por una parte, quien desee seguir a Jesús de Nazaret, tiene que luchar contra sí mismo, porque ¿quién está libre de errores?

Por otra parte, el llamado san Pablo, a quien las Iglesias honran y rezan, enseñó a sus fieles: No os equivoquéis. Dios no permite que se burlen de Él. Lo que el hombre siembre, eso cosechará.

El cristianismo originario

La Corriente cristiana originaria, la base espiritual.

Vida Universal está en favor de la corriente del cristianismo originario mundial. Los cristianos originarios que siguen a Jesús de Nazaret, el Espíritu Cósmico Libre, somos seguidores del Nazareno, y estamos a favor de la tolerancia, la sinceridad, la rectitud, la honradez, la libertad y la veracidad. El vasto tesoro espiritual que ha estado llegando a este mundo desde hace 40 años a través de Gabriele, la profeta y enviada de Dios –cuyo nombre completo es Gabriele Wittek– enlaza directamente con el cristianismo originario, en base a los Diez Mandamientos de Dios y al Sermón de la Montaña de Jesús de Nazaret. Como se dijo anteriormente: Jesús de Nazaret no fundó ninguna religión de culto externo, como la representan las instituciones eclesiales en interés propio. Él representó con poder al Espíritu Libre y vivo, cuya ley universal y eterna es el amor y la libertad.

El Espíritu Universal Libre

Los cristianos originarios seguimos al Espíritu Universal Libre del amor y de la libertad, vivimos en Él, y obramos en Su Espíritu. Por ser así, no evangelizamos. No nos justificamos, pero sí rectificamos. Por este motivo, el bien divino-espiritual que se ha dado a la humanidad a través de la palabra profética, no lo queremos presentar en Internet, porque allí se produce repetidamente un enfrentamiento de posiciones, una lucha entre el pro y el contra. Desgraciadamente Internet ha degenerado tanto, que en muchos casos se puede hablar de un campo de batalla. Los seguidores en el Espíritu Libre de Jesús de Nazaret no nos queremos mover en un terreno tal, en el que debido a opiniones y objeciones se desarrollan calumnias, odio y asesinato moral. Cada uno puede actuar como prefiera. Conforme a la ley del equilibrio, lo que vencerá es la justicia.

Aclaración sobre el abuso del Nombre de Cristo

Jesús de Nazaret no era un hombre que callaba para pasar desapercibido, Él aclaraba con autoridad y no como los escribas, según se dice en los escritos legados por la tradición. Los cristianos originarios, seguidores de Jesús de Nazaret, luchan a favor de lo que Él enseñó y vivió dando ejemplo. Él enseñó el amor a Dios y al prójimo, al ser humano, la naturaleza y los animales. Él no enseñó a producir armas ni a llevar a cabo guerras. Porque nosotros, cristianos originarios, aclaramos sobre el abuso que se hace del Nombre de Cristo y difundimos Su enseñanza, se nos difama de muchas maneras como sectarios, especialmente por parte de las instituciones eclesiales. Contra las campañas de difamación que perduran ya hace decenios, no ejerceremos oposición.

Opiniones y difamaciones

Estimados amigos, muchos de los comentarios que ustedes posiblemente encuentren en Internet sobre la corriente espiritual de la vida cristiana originaria, no corresponden a los hechos. Quien quiera esparcir premeditadamente falsas informaciones en Internet hasta llegar a injurias, y quien quiera creer tales calumnias anticristianas, está libre de hacerlo. Los cristianos originarios confiamos en la capacidad de discernir imparcialmente de todos aquellos que todavía están en condiciones de pensar por sí mismos, de analizar y sopesar.

¿Usted se sorprende de la palabra anticristo? ¿Quién es el anticristo? Aquel que solo se denomina cristiano y que transforma en lo contrario la enseñanza de Jesús de Nazaret del cumplimiento paulatino de los Diez Mandamientos de Dios y del Sermón de la Montaña. Al final están los frutos –frutos menos buenos, frutos buenos o frutos malos.


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