La iluminación espiritual

El valor contra la energía del miedo

LA ENERGÍA DEL MIEDO

Si piensas en fantasmas, con seguridad aparecerán.

Una ley fundamental de la vida es que si te asustas, le das más energía al otro para que te asuste más. La misma idea del miedo en ti crea la idea opuesta en el otro... Si tienes miedo, el otro inmediatamente siente cómo surge el deseo en él de oprimirte, de torturarte. Si no tienes miedo, el deseo en el otro simplemente desaparece...

Hay una vieja historia india:

En el cielo hindú, existe un árbol llamado Kalpataru. Significa el árbol de los deseos. Por accidente un viajero llegó allí y estaba tan cansado que se sentó bajo el árbol. Y estaba tan hambriento que pensó: Si hubiera alguien aquí, le pediría comida. Pero parece que no hay nadie.

En ese momento la idea de alimento apareció en su mente y el alimento apareció de repente. Y estaba tan hambriento que no se preocupó en pensar en lo que había sucedido; se lo comió. Entonces comenzó a tener sueño, y pensó: Si hubiera una cama aquí..., y la cama apareció.

Pero tumbado en la cama el pensamiento surgió en él. ¿Qué está sucediendo? No veo aquí a nadie. Ha llegado la comida, una cama. ¡Quizás hay fantasmas merodeando! . De repente aparecieron los fantasmas...

Entonces se asustó y pensó: ¡Ahora me matarán!. ¡Y lo mataron!

En la vida la ley es la misma: si piensas en fantasmas, con seguridad aparecerán. Piensa y verás: si piensas en enemigos, los crearás; si piensas en amigos, aparecerán. Si amas, el amor surgirá a tu alrededor; si odias, el odio aparecerá. Cualquier cosa que pienses se realizará por algún tipo de ley. Si no piensas en nada, entonces no te pasa nada.

EL VALOR CONTRA EL MIEDO

La vida necesita inmenso valor.

Los cobardes simplemente existen, no viven porque toda su vida está basada en el miedo y la vida basada en el miedo es peor que la muerte. Viven en una clase de paranoia, tienen miedo de todo; y no solamente de cosas reales, sino también de cosas irreales. Le tienen miedo al infierno, a los fantasmas, a Dios. Tienen miedo de mil y una cosas que ellos mismos u otros como ellos, se han imaginado. Es tanto el miedo que vivir se hace imposible.

Solo los valientes pueden vivir.

El primer paso para aprender, es el valor. A pesar de todos los miedos, uno debe empezar a vivir. ¿Y por qué se necesita valor para vivir? Pues porque la vida es inseguridad. Si le das demasiada importancia a la seguridad, a la estabilidad, permanecerás confinado en un pequeño rincón, casi en una prisión fabricada por ti mismo. Será segura, pero no tendrá vida. Será segura pero no tendrá ni aventura, ni éxtasis. ¡La vida consiste en explorar, en ir hacia lo desconocido, en alcanzar las estrellas!

Sé valiente y sacrifícalo todo por la vida; nada vale más que ella.

No sacrifiques tu vida por pequeñas cosas: dinero, seguridad, estabilidad. Nada de eso tiene valor. Uno tiene que vivir su propia vida tan totalmente como le sea posible; entonces, la alegría llega. Solamente entonces es posible una desbordante dicha. Aquellos que quieren vivir realmente tienen que afrontar muchos riesgos. Tienen que adentrarse más y más en lo desconocido. Tienen que aprender una de las lecciones más fundamentales: que no existe hogar, que la vida es un peregrinaje sin principio ni fin. Sí, hay lugares donde puedes descansar, pero son simplemente para pasar la noche y a la mañana siguiente te tienes que ir de nuevo. La vida es un continuo movimiento, nunca llega a ningún final. Por eso la vida es eterna.

La muerte tiene un principio y un fin.

Pero no eres muerte, eres vida. Muerte es un concepto equivocado. La gente crea la muerte porque anhela seguridad. Es el deseo de seguridad y estabilidad lo que crea la muerte, lo que te hace temer a vida, lo que te hace tener miedo de ir hacia lo desconocido.

El alimento de la vida es el riesgo. Más arriesgas, más vivo estás.

Y una vez que llegas a comprenderlo, no por desesperación, no por impotencia, sino por un estado de alerta meditativo, una vez que lo comprendas, te conmoverás ante la pura belleza de tus posibilidades.

El hombre puede aceptar esta falta de hogar debido a la desesperación; entonces lo dicho pierde todo sentido. Es aquí donde el existencialismo ha errado. Llega muy cerca, está muy cerca: la verdad se quedó justo a la vuelta de la esquina. Estaban tan cerca como cualquier Buda, pero se lo perdieron. En vez de colmarse de bendiciones, se volvieron muy, muy tristes, porque no encontraron sentido a la vida, porque no descubrieron su, porque no existe seguridad. Se desalentaron. Fue muy frustrante.

Los Budas han llegado también a la misma conclusión, pero en vez de volverse tristes, han dado un salto hacia lo desconocido. Han sobrepasado todas las fronteras. Han aceptado la vida tal como es. Aceptaron que ésa es la misma naturaleza de la vida; no existe ningún motivo para sentirse frustrado y entendieron que es bellísimo que la vida sea insegura, porque es así como existe la posibilidad de explorar, la posibilidad de inventar; entonces existe la posibilidad de cruzarse con lo nuevo, entonces se hacen posibles las sorpresas. Si todo fuera seguro, certero, garantizado, predestinado, no habría ni emoción, ni danza.

¡Los Budas han bailado!

Viendo el increíble acontecer de las cosas, viendo el milagroso suceder de las cosas, se han llenado de júbilo. Jesús dice una y otra vez a sus discípulos: ¡Regocijaos, regocijaos! y yo digo una y otra vez . ¡Regocijaos! Y ésa es toda mi enseñanza.

No te doy una meta, ni tan siquiera un sentido de orientación. Simplemente te hago consciente de la realidad de la vida: qué es, cómo es. Entra en armonía con ella, síguela, sin deseos personales, privados, ni ideas de cómo debe ser. Déjala ser tal como es y relájate.

Tu casa parece una tumba.

Te sientes muy apegado a la seguridad. Y demasiado apego a la seguridad, mata porque la vida es insegura. ¡Es así! No se puede hacer nada, nadie puede hacerla segura. Todas las seguridades son falsas.

Toda seguridad es imaginaria.

Una mujer te ama hoy, ¿quién sabe si te amará mañana? ¿Cómo puedes asegurarte el mañana? Quizás puedes ir al juzgado y crear un vínculo legal para que siga siendo tu mujer también el día de mañana. Quizás siga siendo tu mujer a causa de los vínculos legales, pero el amor puede desaparecer. El amor no conoce legalidad. Y cuando el amor desaparece y la mujer sigue siendo la mujer y el marido el marido, entonces hay muerte entre ellos.

A causa de la seguridad creamos el matrimonio. A causa de la seguridad creamos la sociedad. A causa de la seguridad nos movemos siempre por el sendero marcado.

La vida es salvaje.

El amor es salvaje. Y Dios es absolutamente salvaje. Nunca vendrá a tus jardines, son demasiado humanos. No vendrá a tu casa, es demasiado pequeña. No te lo encontrarás nunca en tus senderos trazados. El es salvaje. ¡Recuerda la vida es salvaje!