La iluminación espiritual

Todo un imposible

POR: JBN LIE

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JESÚS EL PROTECTOR ANIMAL

Jesucristo nació en un pesebre, entre los animales. Él y Juan el Bautista se unieron a muchos otros judíos que reprobaban el sacrificio de animales y apoyaban el vegetarianismo. Una práctica a la que Jesús se unió para respaldar a estos judíos vegetarianos es el bautismo para el perdón de los pecados del hombre, reemplazando así la matanza de animales en el templo. Finalmente, fue crucificado por condenar la cultura del templo: la cultura de vender animales para el sacrificio. Después de la matanza los animales serían comidos. El singular acto que Jesús realizó al enfrentarse directamente con las autoridades se lleva a cabo aquí, en el matadero de la Palestina del siglo primero. Inmediatamente los escribas y sacerdotes principales se reunieron para ver la manera de acabar con él.

La evidencia de que Jesús y sus primeros seguidores eran vegetarianos es fuerte. Las elocuentes escrituras de muchos de los primeros líderes de la Iglesia dicen que, citando a San Jerónimo: Jesucristo, quien apareció cuando el tiempo se había cumplido, ha unido nuevamente el fin con el principio, así que ya no está permitido que sigamos comiendo carne animal. Considerando el predominio de santos vegetarianos sería peculiar que Jesús no fuera vegetariano.

De hecho, no existen escrituras en las cuales se diga que Jesús comió cordero, lo que él seguramente habría comido en la Pascua si no hubiese sido vegetariano. En los días de Jesús había muchos judíos que eran vegetarianos por su fe, como los hay en la actualidad. Los no-vegetarianos comieron cordero en la pascua, pero los vegetarianos comieron únicamente pan ácimo (pan sin levadura), como se puede ver que hizo Jesús.

La evidencia indica que los primeros relatos acerca del milagro de la multiplicación (la historia de los panes y los peces) no incluyeron el pescado originalmente. Jesús, cuando se refiere al milagro, habla únicamente del pan (Mateo 16,9–10; Marcos 8,19–20; Juan 6,26). Los peces fueron agregados a las historias por una variedad de razones, una de las cuales es que la iglesia cristiana fue y es identificada con el pez. La palabra griega para pez, ‘ictus’, contiene las palabras que forman la frase Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador (Iesous Christos Theou Uious Soter). Los peces son un símbolo de los cristianos y la multiplicación es una profecía sobre la naciente iglesia de Cristo.

Siguiendo a Jesús hoy

Millones de animales son sacrificados cada año para alimento. La mayor parte de ellos es criada en granjas industriales donde los animales son hacinados, se les cortan los cuernos, el pico y son castrados sin anestesia. Su desenlace es traumático y sucede después de un viaje generalmente terrible y doloroso. Cada uno de estos animales tiene la capacidad de sentir dolor y sufrimiento, al igual los gatos, los perros, otros animales y, de hecho, nosotros mismos. Sin duda alguna los cristianos deberían seguir al misericordioso Cristo siendo bondadosos con los animales, y no hay nada bondadoso en la manera en que éstos son criados y vendidos para alimento actualmente. Lo que hacemos con nuestros hermanos más pequeños, lo hacemos con Él.


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