La iluminación espiritual

La sociedad y el individuo

Un cambio radical en la sociedad

Usted es el mundo, genera una revolución fundamental.

Es evidente que un cambio radical en el ser humano, en uno mismo, producirá un cambio radical en la estructura y naturaleza de la sociedad. Creo que es necesario comprender con total claridad que la mente humana, con toda su complejidad y su mecanismo enrevesado, es parte de este mundo externo. 'Usted' es el mundo, y generar una revolución fundamental, no comunista o socialista, sino una clase de revolución por completo diferente dentro de la estructura y naturaleza de la psique y en uno mismo, producirá una revolución social. Debe hacerse, no en lo externo sino internamente, porque lo externo es el resultado de nuestra vida interna privada. Cuando se produce una revolución radical en la misma estructura del pensamiento, del sentimiento y de la acción, entonces, como es obvio, se genera un cambio en la estructura de la sociedad.

Crisis en la consciencia

Nos enfrentamos a una tremenda crisis.

Nos enfrentamos a una tremenda crisis, una crisis que los políticos nunca podrán resolver porque están programados para pensar de cierta manera. Tampoco los científicos pueden comprender y resolver esa crisis ni el mundo de los negocios, el mundo del dinero. El momento decisivo, la decisión inteligente, el reto, no está en la política, en la religión o en el mundo científico, está en nuestra consciencia. Uno debe comprender la consciencia de la humanidad, esa consciencia que nos ha llevado a esta situación.

Lo que uno es eso es el mundo

La mayoría intentamos labrarnos nuestra propia vida privada en este mundo confundido y cruel, una vida pacífica en la que podamos ser felices y, aun así, vivir con las cosas del mundo. Según parece, pensamos que la vida diaria que llevamos de lucha, de conflicto, de dolor y sufrimiento, está separada del la desdicha y confusión del mundo externo. Al parecer, pensamos que el individuo, uno, es diferente del resto del mundo con todas sus atrocidades, guerras y revueltas, desigualdad e injusticia, pensamos que es por completo diferente de nuestra vida cotidiana particular. Pero si miramos un poco más detenidamente, no solo nuestra propia vida sino el mundo, vemos que uno, el vivir cotidiano, lo que pensamos y sentimos es el mundo externo, el mundo que nos rodea.

Responsable de estos problemas

¿Es ese problema enorme del mundo suyo y mío, o es independiente de nosotros? ¿Es la guerra independiente de uno? ¿Es el conflicto nacional independiente de uno, el conflicto comunal es independiente de uno? La corrupción, la degradación, la desintegración moral, ¿son independiente de cada uno de nosotros? Esa desintegración está directamente relacionada con nosotros, por tanto, la responsabilidad es de cada uno. Sin duda, esa es la dificultad más grande, ¿verdad? O sea, para expresarlo de forma diferente, ¿debemos dejar el problema a los líderes, sean de derecha o de izquierdas, a una disciplina, a una ideología, a las Naciones Unidas, a un experto o especialista? ¿O es un problema que nos afecta directamente, lo cual significa, somos o no somos directamente responsables de estos problemas? Es evidente que esa es la dificultad, ¿no es cierto?

Uno y la sociedad

¿Cuál es la relación entre uno mismo y la desdicha, la confusión, en uno y alrededor de uno? Sin duda, esa confusión, esa desdicha no ha surgido por sí misma, usted y yo la hemos creado, no ha sido la sociedad capitalista, comunista o fascista, sino que usted y yo lo hemos creado en nuestra relación de unos con otros. Lo que uno es por dentro se proyecta hacia fuera, hacia el mundo; lo que uno es, lo que piensa, lo que siente, lo que hace en su vida cotidiana se proyecta hacia fuera, y eso constituye el mundo. Si uno es desdichado, está confundido, vive en caos interno, lo proyecta y eso constituye el mundo, la sociedad, porque la relación entre usted y yo, entre yo mismo y otro es la sociedad. La sociedad es el producto de la relación, y si nuestra relación es confusa, egocéntrica, estrecha, limitada, nacional, lo proyectamos y generamos caos en el mundo.

La división entre hombre y hombre

¿Por qué existe, uno debe preguntarse, esa división: el ruso, el americano, el inglés, el francés, el alemán, etc., por qué existe esa división entre hombre y hombre, entre raza y raza, cultura y cultura, una serie de ideologías en contra de otras? ¿Por qué? ¿Dónde está esa separación? El hombre ha dividido la tierra en suya y mía, ¿por qué? ¿Es por qué tratamos de encontrar seguridad, protección en un grupo particular, en una creencia o en una fe concreta? Las religiones también han dividido al hombre, los han enfrentado, los hindúes, los musulmanes, los cristianos, los judíos, etc. El nacionalismo, con todo el desafortunado patriotismo, en realidad es una forma de glorificación, de enaltecimiento, de tribalismo. Ya sea una tribu grande o pequeña, existe esa sensación de estar en grupo, de tener la misma lengua, las mismas supersticiones, el mismo sistema político, religioso; uno se siente seguro, protegido, feliz, cómodo. Y para mantener esa seguridad, esa comodidad, estamos dispuestos a matar a otros que también tienen el mismo deseo de estar seguros, de sentirse protegidos, de pertenecer a algo. Ese terrible deseo de identificarse con un grupo, con una bandera, con un ritual religioso, etc., nos hace sentir que tenemos raíces, que no somos unos errantes vagabundos.

El hombre ha dividido la tierra

Es nuestra tierra, no es suya, mía o de él. Se supone que tenemos que vivir en ella, ayudarnos unos a otros, no destruirnos. Eso no es ningún disparate romántico sino un hecho real. Sin embargo, el hombre ha dividido la tierra esperando encontrar así, en lo particular, felicidad, seguridad, sensación de bienestar duradero. A menos que se de un cambio radical y eliminemos todas las nacionalidades, las ideologías, las divisiones religiosas para establecer una relación global, primero psicológica, internamente, antes de organizar lo externo, seguiremos con las guerras. Si herimos a otros, si matamos a otros, ya sea por ira o mediante el asesinato organizado llamado guerra, cada uno de nosotros, que es el resto de la humanidad, no un ser humano separado del resto de la humanidad, se destruirá a sí mismo.

Afrontar el problema a pequeña escala

En un mundo con tantas organizaciones, movilizaciones de gente, movimientos de masa, tememos actuar a pequeña escala; tememos ser pequeñas personas labrándonos nuestro propio camino. Nos decimos a nosotros mismos: ¿Qué puedo hacer personalmente? Debo unirme al movimiento de la masa para una reforma. Todo lo contrario, la verdadera revolución no sucede a través del movimiento de la masa sino a través de la revolución interna en la relación, eso sí es una reforma real, radical y una continua revolución. Tememos empezar a pequeña escala, porque el problema es tan amplio que pensamos que debemos abordarlo con muchas personas, con muchas organizaciones, con un movimiento de masas. Pero es evidente que debemos afrontar el problema a pequeña escala, y la pequeña escala soy 'yo', es 'usted'. Si me comprendo a mí mismo le comprendo a usted, y de esa comprensión surge el amor.