La iluminación espiritual

Biografía de Nikolai Roerich

NIKOLÁI ROERICH

1874 - 1947

Fue un artista ruso, filósofo, escritor, arqueólogo, viajero y persona pública.1​ Pintó más de 7000 lienzos (muchos de los cuales se encuentran en galerías famosas por todo el mundo) y escribió más de 30 obras literarias. Fue el inspirador del acuerdo internacional sobre la protección de las instituciones artísticas, científicas y los monumentos históricos (el llamado Pacto Roerich), y el fundador del movimiento internacional de protección de la cultura.

Si dirigimos todas las fuerzas de nuestro espíritu en la dirección correcta, la envoltura material del trabajo también se moldeará en forma natural, como lo muestran incontables ejemplos. Pero una cosa es necesaria para el triunfo: uno debe disparar la flecha del esfuerzo total, invencible y absoluto.

Pintor, promotor de la cultura y la paz, expedicionario, investigador arqueológico, escritor, figura pública. En todos estos campos floreció el talento creador de Nicolás Roerich, nacido en Rusia en 1874 y fallecido en India en 1947. Estaban tan interrelacionadas estas actividades en él, que se complementaron y crecieron hasta convertirse en una valiosa contribución a la cultura mundial.

Sus admirables pinturas nos sorprenden por su riqueza imaginativa, por la fina percepción del color y por la forma como reflejan la misteriosa grandeza de la naturaleza de los Himalayas. También él, con su apariencia y personalidad, parecía estar compenetrado con el alma de las grandes montañas. No gastaba muchas palabras, pero de él emanaba una potencia contenida que como si llenara todo el espacio alrededor de él. Sentimos un profundo respeto hacia Nicolás Roerich por su sabiduría y su talento creador. Indira Gandhi

Acercarnos a la obra de un genio creador como Roerich y profundizar en su mensaje es hacer que algo vital en nosotros se transforme, se libere, crezca. Sus grandes realizaciones internas se plasman tan nítidamente en sus pinturas y escritos, que fondo y forma, imágenes y significado, renuevan nuestra visión y nos llevan a vivir nuevas dimensiones de la belleza.

Este sentimiento que produce el contacto con la belleza fue expresado por Albert Einstein en una carta a Roerich, en 1931, en la que le escribió:

Admiro sinceramente su arte y en forma tal que no exagero al decir que los paisajes nunca me han impresionado tan profundamente como los de sus pinturas.

Más que imponentes muestras de la grandeza de la naturaleza, las montañas de Roerich son símbolo y testimonio del impulso íntimo que nos lleva a ascender más y más. Por eso cada pintura, cada pensamiento suyo, se convierten en estímulo para crear nuestra propia ruta de ascenso hacia las altas metas que nos hemos propuesto.

Nicolás Roerich elaboró cerca de 7000 pinturas, muchas de ellas actualmente en las más famosas galerías del mundo y plasmó además su pensamiento en numerosos libros. En su inspiradora obra Realm of Light, transmite con energía su visión de la vida, de los acontecimientos y de su mundo creador.

En 1923, junto con su esposa Helena y con sus hijos emprendió una expedición al Oriente, con el fin de estudiar las costumbres, idiomas, religiones y culturas de aquellas regiones. El viaje duró cinco años y los llevó hasta lugares como Turquestán chino, Altai, Mongolia y Tibet. Durante aquel recorrido Roerich elaboró aproximadamente 500 pinturas que reflejan la evolución de sus conceptos filosóficos y su percepción del esplendor de regiones como la del norte de la India. La expedición a veces fue realmente dura, pero tras cada prueba vencida ellos y sus acompañantes se sintieron fortalecidos, pues tenían clara la premisa de que el rigor de las montañas ayuda al hombre a poner en juego el coraje y a desarrollar la fortaleza de espíritu.

Terminada la expedición la familia se instaló en el Valle Kullu, en las colinas al pie de los Himalayas, ante una imponente vista. Allí establecieron su hogar y el centro de operaciones del Instituto Himalayo de Investigaciones, denominado Urusvati, fundado por el pintor para registrar y estudiar los resultados de su expedición a nivel arqueológico, etno-lingüístico y botánico.

Un año después de la expedición, el pintor viajó a Nueva York para la inauguración del Museo Roerich. Allí retomó un proyecto sobre el que había trabajado unas décadas atrás. Tomando a la Cruz Roja como ejemplo, propuso un tratado para la protección del patrimonio cultural de los pueblos. Él y el Dr. George Chklaver, autoridad en Derecho Internacional y Ciencias Políticas de la Universidad de París, desarrollaron el proyecto y lo denominaron El Pacto Roerich. El Pacto establecía que los lugares de importancia cultural, los centros educativos, artísticos, científicos y religiosos debían ser respetados y preservados, tanto en tiempos de guerra como de paz.

El artista diseñó la Bandera de la Paz como distintivo para identificar los lugares y establecimientos protegidos por el Pacto. Se trata de una bandera blanca con una circunferencia roja dentro de la cual hay tres círculos rojos simbolizando la unidad del pasado, el presente y el futuro. El Pacto ofreció una nueva visión al subrayar que la conciencia de toda la humanidad se expande con cada acto creativo del genio humano y que todo cuanto contribuya a esta expansión debe ser firmemente respaldado.

La idea del Pacto recibió el apoyo de Romain Rolland, George Bernard Shaw, Rabindranath Tagore, Albert Einstein, Tomas Mann y otros destacados pensadores. El borrador del proyecto fue aprobado por el Comité de Asuntos Culturales de la Liga de las Naciones y por la Unión Panamericana.

La solemne firma del Pacto tuvo lugar en Washington, en la Casa Blanca, el 15 de abril de 1935, con la participación del Presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt y representantes de los 20 países miembros de la Unión Panamericana. Posteriormente otros 15 países firmaron el Pacto. Este tratado aún está vigente y muchas personas, grupos y asociaciones alrededor del mundo continúan promoviendo el pacto, la bandera y sus principios fundamentales.

Por su incansable actividad internacional en el campo de la cultura y por haber inspirado el Pacto, Nicolás Roerich fue nominado al Premio Nobel de la Paz en 1929. El Comité del Nobel declaró:

Desde 1890, Nicolás Roerich con sus libros, conferencias, investigaciones, lienzos y en otras muchas esferas donde se ha revelado su destacada personalidad, ha venido explicando su pensamiento sobre la hermandad internacional. Su propuesta para la defensa de la paz ha sido aceptada en muchos países. Su inspirador, el profesor Nicolás Roerich, ha sido invitado a participar en numerosas actividades que confirman el reconocimiento y la influencia de su propuesta. Creemos firmemente que la paz internacional, estable y definitiva, puede ser accesible solamente mediante la educación del público y mediante una promoción constante y persuasiva de la hermandad creada por la cultura, la poesía y la belleza en todos los aspectos de la vida. Comunicación divulgada por el New York Times en su edición del 3 de marzo de 1929

Estudiando a Roerich se aprende que si se hacen los esfuerzos adecuados, el conocimiento puede ser transformado en sabiduría viva y actuante. El despertar del corazón, el sentido de la belleza y la agudización del pensamiento creador no son para él divagaciones y abstracciones sino realidades palpables, aplicables a la realidad cotidiana. No todos tenemos la misión de aplicar el pensamiento creador para producir obras artísticas inmortales, pero sí la de aplicarlo a nuestra vida diaria, embelleciendo cada momento y lugar. Roerich nos dice que del sentido de la belleza nacen la nobleza del espíritu, la creatividad constante, el heroísmo y los logros.

PENSAMIENTOS DE NICOLÁS ROERICH

  • Mira hacia las alturas y abre tus alas como el conquistador de la predestinada Luz.
  • ¿Qué creatividad es posible sin las Torres de la Belleza y el Conocimiento, sin los tesoros de la Dicha?
  • Cada ascenso está relacionado con un estado mental creador.
  • El lenguaje creador es ese idioma universal que el corazón sabe comprender.
  • Tengamos los sueños de un creador. En ellos no hay embriaguez ni vacilación, sino el inmutable conocimiento acopiado en las profundidades de nuestro espíritu.
  • La felicidad de quien emplea el poder del pensamiento está en la labor incesante, en la actividad creadora, porque toda la existencia puede ser creada en belleza.
  • El sentido creador es el principio rector de la vida.
  • Sin creación la vida no existe.
  • La creatividad en toda su múltiple variedad introduce una corriente apacible y unificadora en toda la constructividad de la vida.
  • La idea de la nobleza y dignidad del pensamiento es un signo del verdadero impulso creador producido por la chispa Divina en el espíritu del hombre.
  • Es urgente recurrir conscientemente al pensamiento creador, a la luminosa creatividad, comprendiéndola no como una lejana abstracción sino como una necesidad vital impostergable.
  • La labor diaria crea energía, nos acerca al ritmo cósmico y ayuda a encender los fuegos internos. (…) ¡Con qué cuidado debemos resguardar los muros de esas fortalezas creadas por una infatigable labor diaria!
  • Recuerda a la Belleza. ¡No apartes su imagen de la vida y llama activamente a otros a esta fiesta de dicha!
  • Belleza y en Espíritu se multiplicarán nuestras fuerzas.
  • Uno debe aferrarse a la Dicha e infundirla activamente en la vida diaria. ¿De qué otra forma puede uno transformar en belleza la rutina de cada día? ¡Solo mediante esta Gran Dicha! ¡Qué magnífica palabra! Porque esta realización hace milagros.
  • Agudicen su atención. Aprendan, en las pequeñas cosas, a intensificar su concentración y a estar siempre alertas, para que en el momento requerido no se vean ensombrecidos por sus propios pensamientos nebulosos e insignificantes.
  • No se trata de soñar sino de corporificar los pensamientos. Los sueños vuelan lejos, hacia etéreos océanos sin orillas, mientras que los pensamientos corporificados crean sustancia e impregnan el espacio con las próximas creaciones.
  • Cuando hablo de la Belleza, de las profundidades del corazón, pienso ante todo en los hermosos pensamientos creadores, los cuales se deben cultivar como las más delicadas flores. Debemos regarlos permanentemente con las alegres corrientes de la Dicha. Debemos aprender diariamente a pensar con claridad y benevolencia. Debemos nutrir las aspiraciones, esas pequeñas plantas que crecen y se elevan en el semillero del pensamiento.
  • El ilimitado pensamiento creador impele al ser humano a desplegar sus alas y dar origen a hermosas formas y colores. Este pensamiento creador, adornado por leyes esenciales, hermoso en su poder constructor, eleva a la humanidad hacia su predestinada evolución y, tanto en los más sencillos corazones como en los estados y los continentes, establece el mismo sentido de la Belleza, aquello que mantiene nexos esenciales con todas las edades y personas.
  • Aquel que, pese a todas las dificultades que lo agobian, se esfuerza por avanzar en la senda de la luz, cumple con la tarea vital de la evolución. No podemos permanecer inertes. O avanzamos o tendremos que retroceder a disgusto. Avanzar significa crear con todos los medios y posibilidades, en pensamientos y acciones, e introducir la luz creadora en todos los aspectos de la vida.
  • ¡Lleno de amor, crea, crea… y crea! En esta constante creación obtendrás la sabiduría de la dicha. El día te resultará demasiado corto para expresar lo que tu espíritu quiere que manifiestes. (…) En tu creación sentirás siempre la más alta responsabilidad ante el gran infinito. (…) La capacidad de crear, ayudar y dar llenará todo tu ser y, pese a las dificultades ocasionadas por la oscuridad y la ignorancia, transformará tu vida en una dicha constante. Este gozo creador te traerá el pan para el mañana.
  • Si dirigimos todas las fuerzas de nuestro espíritu en la dirección correcta, la envoltura material del trabajo también se moldeará en forma natural, como lo muestran incontables ejemplos. Pero una cosa es necesaria para el triunfo: uno debe disparar la flecha del esfuerzo total, invencible y absoluto.
  • Con nuestros más recónditos pensamientos moldeamos nuestras acciones futuras. (…) ¡Con la sagrada palabra pensamiento estamos pronunciando una fórmula de máximo poder! Sin embargo, ¡cuán raramente nos damos cuenta del poder dinámico del pensamiento! ¡Cuán raramente lo controlamos y dirigimos por canales adecuados! (…) Debemos recordar que cada pensamiento queda registrado en el espacio. Así que lo principal es crear en el pensamiento (…) reflejando nuestros mejores poderes creadores.
  • Es realmente hermoso, en medio de las agitaciones de la vida, en las olas de los problemas sociales no resueltos, volver nuestra mirada hacia las fulgurantes antorchas de todas las edades. Es hermoso estudiar las vidas de los grandes buscadores y de los grandes realizadores, considerándolos como ejemplos de valentía, energía inagotable y tolerancia. Es hermoso, a través de las insondables profundidades del amor y la tolerancia, comprender los grandes movimientos de las almas refinadas, esas almas que conectan los grandes conocimientos con las más altas aspiraciones.
  • Es hora de atrevernos. No tengamos miedo de aspirar a las grandes alturas. Desde las cumbres podemos contemplar mayores distancias. De las cumbres provienen los mandamientos, los héroes y las realizaciones. La aspiración es radiante. La flamígera aspiración es el umbral de la Dicha.
  • Así como un jardinero es responsable de su jardín, la humanidad es responsable del planeta que le ha sido confiado. La humanidad no tiene derecho a manchar, ensombrecer ni pervertir la gloriosa sublime creación. (…) Sintamos de corazón que somos colaboradores para el acrecentamiento de la vida y la profundización del conocimiento. Tenemos ante nosotros un inconmensurable campo de trabajo y cada cual tiene posibilidades ilimitadas, porque el acercamiento a la luz es ilimitado. Abandonemos los pensamientos de rivalidad, porque en el infinito hay suficiente espacio para todos.
  • ¿Cuál es el mejor medio para alcanzar la felicidad? (…) la Belleza. Los seres humanos estamos divididos en infinidad de experiencias y sin embargo en todas partes existe el mismo sentimiento hacia lo bello. (…) No me refiero solamente a la belleza en el arte, ni a alguna expresión artística, musical o teatral, sino al Sentido de la Belleza. Y tenemos el deber de introducir esta gran concepción en nuestra vida.
  • Debemos recordar cómo aplicar el arte en la vida diaria. Podemos infundirle belleza incluso a la labor de limpieza de los pisos, porque ningún arte verdadero es pequeño. Repitiendo constantemente hermoso, hermoso, hermoso empezamos a ser constructivos.
  • Cuando nos acercamos de corazón a corazón, todas las estructuras superficiales son reemplazadas por la directa comprensión.
  • Mediante el aprecio y el esfuerzo constructor, el corazón puede cruzar los abismos de la ignorancia y el agravio y puede reemplazar las grietas desoladas por parajes con las más alegres flores.

Cuando tocamos el corazón —ese Reino de Luz— tocamos el verdadero tesoro.