La iluminación espiritual

El poder del conocimiento

EL SAGRADO MANTRA

La sabiduría debe acompañar al poder.

Un Gurú estaba dando clase a un grupo de jóvenes discípulos. En un determinado momento, éstos le pidieron que les revelara el sagrado Mantra por el que los muertos pueden ser devueltos a la vida.

¿Y qué pensáis hacer con una cosa tan peligrosa?, les preguntó el Gurú.

Nada. Solo es para robustecer nuestra fe, le respondieron.

El conocimiento prematuro es peligroso, hijos míos, dijo el anciano.

¿Y cuándo es prematuro el conocimiento?, preguntaron ellos.

Cuando le proporciona poder a alguien que aún no posee la sabiduría que debe acompañar al uso de tal poder. Los discípulos, no obstante, insistieron. De modo que el santo varón, muy a su pesar, les susurró al oído el Mantra sagrado, suplicándoles repetidas veces que lo emplearan con suma discreción.

No mucho después, iban los jóvenes paseando por un lugar desierto cuando tropezaron con un montón de huesos calcinados. Con la frivolidad con que suele comportarse la gente cuando va en grupo, decidieron poner a prueba el Mantra que solo debía ser empleado previa una prolongada reflexión.

Y en cuanto hubieron pronunciado las palabras mágicas, los huesos se cubrieron de carne y se transformaron en voraces lobos que les atacaron y les hicieron pedazos.

RESPONSABILIDAD

La responsabilidad es solo tuya y no puedes apoyarla en otro.

Lo importante es despojarte de ilusiones y emociones que no tienen cabida porque no son reales. Ilusionándose, uno no alcanza la libertad ni la mística. Dice Sócrates: La vida no conocida, no vale la pena vivirla. Hay que disfrutar de todo, pero sin apegarse a nada. Cuando te desapegues, verás cómo disfrutas mucho más de todo, pues serás mucho más libre para recrearte en cada cosa sin quedar fijado a ninguna.

El dudar es esencial para la fe. El único enemigo de la fe es el miedo, no la duda, pues si no dudas, no cuestionarás ni robustecerás tu fe, y entrarás fácilmente en el fanatismo. El fanático es el que no puede resistir el cuestionarse las cosas, y si alguien las cuestiona en su presencia se horroriza, porque teme que le hagan dudar. No olvides que, según vives en esta vida, serás en la otra. Es ahora cuando has de buscar la verdad por ti mismo.

Una persona que camina hacia la iluminación, lo primero que se cuestionará es: ¿Estaré loco yo, o es que están locos los demás? Si cuando atacan tu doctrina, te molestas, mala señal. ¿Por qué no escuchas y luego cuestionas? Tampoco te es válido poner tu seguridad en las personas que piensan como tú. Lo importante es escuchar y cuestionar desde ti mismo. Esa responsabilidad es solo tuya y no puedes apoyarla en otro, por mucho prestigio y credibilidad que tenga. La apertura, así, se llama fe. La fe no es inamovible y has de renovarla continuamente para que esté viva. Nunca puedes estar seguro de a dónde esa fe te va a llevar. Es ésa la fe que redime la vida, dejando muerto el pasado y empujándote al presente. El presente es la vida, y solo allí están Dios y la eternidad. Por ello hay que vivir despierto, vigilante, para no perderte nada de ella.

Si no te agarras a ningún concepto, cosa o ideología, te será fácil descubrir dónde están la verdad y la realidad.