La iluminación espiritual

Palabras vivientes

POR: JEBUNA

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La letra viva

Cristo contesta a los fariseos preguntas acerca de la interpretación de las escrituras, exhortando:

Buscad la Verdad en la letra viva, que papita en la Naturaleza viviente, donde ella se manifiesta en infinitas formas, hablándonos por miles de bocas. Y, ante todo, buscadla dentro de vosotros mismos y tratad de conocerla comprenderla. De esta manera habréis encontrado el inapreciable elixir de una larga vida, de una buena salud y una verdadera dicha de vivir.

Todos los presentes escuchaban atónitos sus sabias enseñanzas, ante todos sus discípulos selectos, encabezados por Juan, que siempre estaba cerca de El. Tanto era el poder de Cristo de atraer hacia sí las muchedumbres, que éstas, aún a la puesta del Sol, si no se retiraba, se quedaban sentadas a su derredor y seguían escuchando.

Le suplicaban: Maestro, enséñanos explicándonos las leyes de la vida, porque deseamos vivir en armonía con la Madre Natura, observando sus mandamientos, a fin de no enfermarnos y vivir felices una larga vida.

Jesús les contestó: En verdad os digo, nadie puede ser sano ni feliz, si no cumple con los sencillos mandamientos de la Madre Naturaleza.

Algunos escribas y fariseos allí presentes respondieron: Nosotros obedecemos los Mandamientos de las Leyes de Moisés, nuestro máximo Legislador, según están escritas estas leyes en la las Sagradas Escrituras.

La letra escrita y manifestada por la viviente Naturaleza, es infalible, sin error, porque es obra de Dios, es su auténtica palabra, su idioma universal.

NINGUNA ESCRITURA PUEDE CONTENER LA VERDAD

Dios habla a través de la palpitante Naturaleza, susurrándole a los oídos por miles de bocas y hasta el propio corazón, su cerebro y su conciencia!

Prosigue Cristo diciendo: Si obtenéis conocimiento solo a través de las escrituras que, repito, son letra muerta, estáis muertos en espíritu; sois lámpara apagada por falta de aceite que no da luces de entendimiento, ni lucidez, ni comprensión, por lo cual no poseéis sabiduría ni verdad.

Los escribas y los fariseos decían: Maestro, nuestros padres nos enseñaron a conocer la ley solo de las escrituras. De ahí que leer la Ley en las manifestaciones de la naturaleza es algo nuevo para nosotros, ya que no hemos heredado ni aprendido tal integración de nuestros mayores.

De ahí que te suplicamos que nos enseñes la Ley de que nos hablas porque, aprendiéndola, sumisamente la obedecemos, seremos sanos y así nos dignificaremos ante Dios.

Cristo les respondió habiendo escudriñado vosotros tan solo las escrituras que son letra muerta, estáis muertos en espíritu, apagado vuestro entendimiento, andáis como ciegos, a oscuras, tropezando.

Por tanto, no podéis vislumbrar las palpitantes manifestaciones de la naturaleza viviente. En verdad os digo, no habéis ganado nada al escudriñar tan solo la letra muerta, despreciando el libro abierto de la naturaleza viviente siempre fresca, en perpetua renovación.

La letra muerta, sin vida, mantiene muerto vuestro corazón. No hizo surgir en vosotros ningún brote fresco de humana virtud, ningún mérito que adorne vuestra personalidad, que la dignifique ante los ojos del Padre Celestial.

Pues leo en vuestras almas tan solo bajas emociones que os arrastran a bajas pasiones, a graves pecados contra la moral, como la fornicación, la embriaguez, la glotonería, la mentira, el egoísmo y la avaricia de acumular más y más riquezas.

Usurpándolas aún a pobres, viudas, inválidos, ancianos y huérfanos, cuyas almas claman justicia del cielo, para que sean castigados los usureros, y ¡ay de vosotros los escribas y fariseos, no escaparéis del justo castigo.

El supremo mandamiento dice: no fornicarás... y habéis fornicado; no matarás y habéis matado; no mentirás y habéis mentido; No odiarás y habéis odiado, no solo a vuestros enemigos sino hasta vuestros hermanos. ¡Ay de vosotros los fariseos y escribas, que no escaparéis del justo castigo.

En verdad os digo, vuestro cuerpo está destinado a ser el Sagrado Templo de Dios y vuestro corazón su santo Tabernáculo. Pero si este templo está desaseado y convertido en una cueva de deshonestas conversaciones y de abominables prácticas, el Señor, que todo lo ve, rehúsa habitar en él.

Si queréis que Dios habite en vuestro corazón y lo acompañe toda la corte celestial, debéis asear prolijamente vuestras entrañas, vuestro Templo. Debéis llevar una vida honesta, altamente pura y moral, sin vicios ni malos hábitos y dedicaros al honrado y esforzado trabajo, a la alimentación natural, incárnica, (no asesinando a inocentes animales para comer sus cadáveres).


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