La iluminación espiritual

Las noticias de Dios

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; Las noticias de Dios; Patrocinio Navarro

LA GUERRA PERMANENTE

Aunque no pensemos en ello a menudo o nunca, en nuestro mundo se libra una guerra permanente, y no me refiero ahora a las que conocemos a diario, sino a otra menos visibles, y que se manifiesta en ellas y en nuestras relaciones personales: es la guerra entre quienes están a favor o en contra de DIOS. Y en las guerras que conocemos en la historia y vemos en las noticias, todos están en contra. Todos sin excepción, pues ni existen guerras justas ni nadie las organiza por motivos religiosos o por patriotismo. La religión es una excusa, lo mismo que el patriotismo. Son ardides de los enemigos de la vida para incitar al odio y la separación llevando a los jóvenes a la muerte y a los pueblos a la ruina física y moral. Solo por o DIOS ancestrales, negocios, fanatismo, ignorancia y falta de amor y respeto al semejante, en suma, se organizan las guerras a fin de cuentas.

En las batallas espirituales, los que están a favor de DIOS preguntan: ¿A quién debemos respetar? Y los justos responden: A todos. ¿Por qué a todos? Vuelven a preguntar los partidarios de DIOS. Porque formamos parte de ellos como ellos forman parte de nosotros, pues vivimos de la misma energía-vida como hijos de DIOS. Así responden ahora los partidarios del amor.

En el campo contrario, los enemigos de DIOS preguntan a sus partidarios: ¿A quien debemos respetar?. Y estos contestan: Sólo a los fuertes de entre nosotros. ¿Por qué? Preguntan de nuevo. Y escuchan esto: Porque son los más poderosos, los más seguros, los más inteligentes, y los más ricos y famosos. Por ello debemos admirarles, obedecerles y vivir de acuerdo con las normas que dicten, o imitarles. Es a ellos a quienes serviremos si son agredidos, porque son nuestros modelos.

Y en esas dos posturas, los que están a favor de DIOS llaman al otro hermano, piense como piense, y siente por él respeto (no por sus pensamientos negativos, sino por él), y los que están en contra de DIOS llaman al semejante enemigo. Y no respetan nada de lo suyo: ni sus propiedades, ni su familia, ni su cultura, ni sus recursos naturales, ni su vida siquiera.

Este es un punto crucial: al hermano se le respeta y al enemigo se le perdona cuando se está a favor de DIOS. Pero si se está en contra, ni a uno ni a otro se le perdona nada. Incluso se le extermina.

Respetar la vida consiste también en no emitir contra ni siquiera pensamientos negativos de odio u otros semejantes, pues toda esa energía negativa es también la que mantiene las guerras a nivel sutil.

Aunque no admitamos la existencia de DIOS, Él nos da la energía-vida instante a instante, pero la forma de recibirla en cada uno es distinta según nuestras cualidades, y la capacidad de percibirla diferente según nuestra evolución espiritual.

La energía-vida, por ser energía, trasciende la materia y nos hace inmortales porque la energía no puede destruirse: solo transformarse. Pero sí puede crearse, pues de hecho nosotros creamos energía a través de nuestros pensamientos y sentimientos, que son energía en sí mismos y están impregnados de nuestras cualidades. Pero no podemos crear vida: solo manipularla, clonarla o adulterarla. Pero no crearla. Esto solo puede hacerlo DIOS, el Creador, como Padre amoroso, de toda energía. Por eso el amor es la energía que rige el universo. El amor es DIOS mismo, y la energía-vida es DIOS.

EL DIOS DE LAS IGLESIAS

Nada que ver con el dios de las iglesias en cualquiera de sus versiones.

Estos son sucedáneos inventado por las castas sacerdotales de todos los signos para vivir de la energía de los hombres: de su trabajo y de su servilismo intelectual y espiritual. Y además es una excelente excusa para las guerras.

Según cómo utilicemos nuestra energía-vida a través de nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y obras nuestra vibración energética es diferente. Quien actúa contra las leyes cósmicas universales extractadas en los Diez mandamientos y en el Sermón de la Montaña, que manifiestan la voluntad de DIOS para sus hijos, tendrá una vibración energética inferior y divergente de quien se esfuerza en cumplir con esas indicaciones. Esta diferente vibración es lo que hace, entre otros efectos personales, que entre nosotros aparezcan dificultades de entendimiento y de relaciones, pues cada uno solo puede percibir y sentir de acuerdo con su propio nivel evolutivo, que corresponde a la proximidad o alejamiento de las leyes divinas. Por más que alguien se empeñe no puede ser un espíritu evolucionado si es, por ejemplo, un verdugo. Por más que uno se empeñe no puede tener la misma vibración si odia como si ama, si miente como si dice la verdad si desprecia o insulta como si es amable y bondadoso, si come carne de animales como si respeta su vida. Y así.

La evolución espiritual nos hace desiguales para recibir y dar, pero DIOS irradia constantemente para todos, estén a favor o en contra Suya, igual que cuando se tienen hijos se les da el mismo amor y cuidados y luego, según como ellos sean, reciben lo que les damos de distinta forma, aunque les demos lo mismo, y actúan luego como les parece. Incluso en nuestra contra. Y aunque los padres castigan para corregirnos, DIOS no lo hace, pues nos otorgó el libre albedrío para que cada cual actúe según su propia voluntad. De ello resultará una actuación correcta a la que corresponderá una elevada vibración que pone en contacto con personas y energías de ese nivel superior, o una baja vibración correspondiente a deseos opuestos a las leyes universales, que nos pondrán en contacto con seres, personas y energías de un nivel parecido al nuestro, inferior, pues en el mundo de la energía, y todo es energía cósmica a fin de cuentas, lo semejante atrae a lo semejante. Esta es una ley también física y emocional.

El resultado final de nuestras actuaciones es nuestra cosecha de vida, y esta la recogemos siempre de acuerdo con la que haya sido nuestra siembra. La Ley de Siembra y Cosecha es conocida también como Ley del Karma (Karma es nuestra cosecha negativa como dan a conocer el hinduismo y el budismo).Al recoger lo que sembramos, no podemos culpar a nadie, y menos aún a DIOS, de lo negativo que pueda aparecer en nuestras vidas, pues eso mismo lo hemos creado con nuestra forma de pensar, sentir y actuar. De modo que no vale maldecir nuestro destino ni llamar mala suerte a lo malo que nos ocurre. Para culpar a DIOS, deberíamos suponer que es El quien debe manejarnos como marionetas y decidir sobre nosotros, que así no tendríamos ninguna responsabilidad sobre nuestra vida. Entonces nos quejaríamos de nuestra falta de libertad, como ahora nos quejamos de las consecuencias negativas de un mal uso de la misma en contra de las leyes cósmicas que actúan también en el reino de la materia. Nos quejamos de las guerras, de las enfermedades y otras cosas. ¿Acaso todo eso lo ha creado DIOS, que crea la vida y la organiza genialmente, o es algo nuestro que pretende destruirla?

Algunos se preguntan por qué tenemos cuerpo material si somos energía.

La materia que envuelve nuestros cuerpos, de la misma composición que el Planeta que nos los presta, es energía condensada. Este es el grado de condensación necesario para poder sostener nuestros cuerpos físicos, de los cuales carecíamos en el momento de ser creados (solo teníamos cuerpos energéticos puros antes de ser almas cargadas a causa de habernos rebelado contra DIOS y negarnos a seguir Sus leyes en un determinado momento de nuestra vida conocido como Caída).Y desde entonces comenzó nuestra existencia como seres humanos. Al bajar nuestra vibración por alejarnos de DIOS, tuvimos necesidad de un soporte denso para vivir en los mundos alejados del Creador, y que Él mismo nos proporcionó para podernos asentar después de la Caída.

Otros seres puros como nosotros no cayeron, y nunca encarnaron. Se les conoce como ángeles. Ellos no tienen que pasar por el Planeta-Escuela Tierra, a donde venimos a aprender y practicar las leyes olvidadas, a recoger cosechas pendientes de otras siembras en otras existencias, a perdonar y a pedir ser perdonados por nuestros enemigos. Y, por supuesto para pedir perdón y ser perdonados por nuestros actos contra Sus leyes.

No venimos, por tanto, a ser ricos, ni poderosos, ni famosos, ni padres de familia o madres, ni esto o lo otro. Todo eso es circunstancial, y depende de nuestras acciones, no de DIOS. Lo esencial es lo otro: actuar en cada circunstancia que nos toque vivir de acuerdo con las leyes divinas. Esto es lo esencial.

Para quien desee saber más y mejor sobre estos temas le remito a un libro titulado: ORIGEN Y FORMACIÓN DE LAS ENFERMEDADES, que no es un libro para médicos, a pesar de ese título.

ORACIÓN DE UN ESCRITOR

OH, DIOS Padre - Madre

Que mi corazón se llene de Tu Amor para que mis palabras
broten con la sencillez de las flores en los campos.

Que el fluir de mis pensamientos sea como el de los ríos,
que a su paso crean vida y no piden nada para sí.

Que mis deseos no sean otros que servirte de la mejor manera que sé.
Que mi meta sea vivir en Ti conscientemente más allá de las palabras.


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