La iluminación espiritual

El manantial

POR: JBN LIE

Imagen; El manantial; Jbn Lie

EL AGUA DE VIDA

En un lejano reino en donde los mares del Sur se cruzan con los del Norte, vivía una mujer de culta y refinada sensibilidad que sentía un intenso y lúcido deseo de entregar su corazón al hombre de sus sueños.

Iris, que es así como se llamaba, quería vivir, de manera cálida y entrañable, el amor con mayúsculas, un amor que había sentido en cortas ráfagas de luz aparecidas en los abrazos de sus anteriores amores.

Iris se había enamorado en muchas ocasiones a lo largo de su vida y, más o menos, cada cuatro años, cuando su amor llegaba a un punto de inflexión, algo sucedía, o bien aparecía una tercera persona que inquietaba su corazón, o bien sentía una apatía y desmotivación que como sutil virus desvitalizaba el sentido de su relación. Iris, a continuación, entre ansiedad y culpa, enfrentaba una dolorosa pérdida del mundo que había construido entre besos y sueños de primavera que ahora, inevitable se desmoronaba.

Pero pasado un tiempo, Iris se remontaba de sus dolores y huellas de dolor y aprovechando una ocasión en la que los ángeles la rozaban con su ala, conocía de nuevo la pasión y más tarde el amor que ella llegaba a creer que representaba el alma definitiva con la que compartir las risas y lágrimas. Iris soñaba en alcanzar el día en el que poder acercarse al umbral de la muerte unida en comunión total con su pareja.

Aquella tarde, Iris se encontraba apesadumbrada... había pasado muy poco tiempo desde la última separación y ya sentía deseos de volver a surcar las aguas de vida que su alma necesitaba... sin embargo, algo en su interior no cesaba de decirle que tenía previamente que cambiar, y que debía incorporar un mayor conocimiento de sí misma, antes de entrar en la nueva mayor profundidad de una nueva etapa.

Sin embargo ¿qué podría hacer? Se preguntaba, ¿a quién podría recurrir?

En realidad, se sentía harta de consejos de amigos y manuales con recetas. ¿Qué podría hacer...? se repetía y repetía contemplando las hojas de otoño que se alejaban. Poco a poco, y mientras su corazón reverberaba en esta desesperada invocación de respuesta, se fue quedando medio dormida, cuando de pronto, un extraño aroma de rosas acompañado de un sentimiento de paz profunda, muy profunda... inundó su alma. Al instante, se abrió ante sus ojos internos una escena que despertó toda la atención de su conciencia...

Se trataba de una mujer en algún aspecto similar a ella, que parecía estar buscando agua para regar su jardín. Llegado a un lugar, se detenía y comenzaba a cavar un pozo, plena de ilusión y expectativa en su rostro. Pero una vez había cavado hasta una profundidad de 4 codos, al no hallar vestigio de agua, abandonaba frustrada y triste el lugar, por lo que al instante daba varios pasos y elegía otro sitio para cavar. Tras unos pocos minutos, cavaba cuatro codos con la misma expectación pero como tampoco encontraba el agua de vida que necesitaba, abandonaba su búsqueda con la misma expresión de frustración y tristeza... La mujer elegía a continuación un tercer lugar y cavaba también a la misma profundidad y con el mismo entusiasmo, pero era en vano, tampoco hallaba el agua que buscaba. Al final, completamente disgustada se sentó a llorar por su suerte y maldecir el resultado de su vida... ¿qué puedo hacer? se decía...

De repente, sucedió que una brisa lumínica inspiró en ella las siguientes palabras:

Para encontrar el agua de vida,
deberás dedicar todo tu energía al gran manantial
y profundizar y profundizar de manera flexible
hasta que despierte la conciencia integral.

REFLEXIONES

¿Puede una roca evitar ser perforada por la perseverante acción de una gota de agua? En realidad, ¿existe algo que pueda resistir al poder de la perseverancia?

Hace miles de años el I Ching dijo: La perseverancia trae ventura.

¿Conocemos el modelo y características de nuestra propia máquina mental? Tal vez, nacimos con ella, pero nos fue legada sin libro de instrucciones.

¿Sabemos en realidad qué es lo que buscamos en la vida? ¿cuál es el propósito por el que cavar el pozo elegido y dedicar la energía necesaria para alcanzar la llamada agua de vida?

Antes de aplicar el formidable poder de la perseverancia en algún aspecto convendrá saber cuál es el propósito que mueve nuestra vida y qué queremos encontrar.

Invierte en aquello que un naufragio no te pueda arrebatar. Anónimo

La inversión realizada a nuestro Desarrollo Integral es un patrimonio que se lleva a todas partes y que contribuye a aumentar el grado de paz y coherencia con que merece la pena transitar la aventura del vivir.

Para averiguar los términos de tal inversión, uno se pregunta, ¿cuál es mi propósito existencial? ¿por qué estoy vivo? ¿por qué no he muerto esta pasada noche junto con millones de seres que así lo han hecho en el planeta? ¿merece la pena indagar acerca de ello o espero la llegada de mi próxima crisis?

No hay pregunta sin respuesta. La pregunta nace al mismo tiempo que la respuesta como puede suceder con lo cóncavo que nace al mismo tiempo que lo convexo, o también con las dos caras de la moneda.

Lo importante es no dejar de preguntar. Albert Einstein

La escuela Pitagórica de los antiguos griegos enseñaba a sus alumnos preguntando: ¿Quién de ustedes es capaz de formular la pregunta correcta a la siguiente respuesta...? El maestro entonces verbalizaba la respuesta y los alumnos procedían a pensar qué pregunta había desencadenado tal respuesta. Sin duda, un método didáctico que parecía confirmar la teoría de que las preguntas nacen al mismo tiempo que las respuestas y aunque, a veces, parezca que éstas tarden en llegar, si el sujeto sabe abrirse a la intuición, aparecen en la consciencia por añadidura.

¿Qué busca Iris, la joven del relato? ¿acaso busca una pareja con la que perpetuar su pasión, sin tener que pasar por los ciclos descendentes y las pérdidas dolorosas? ¿acaso se trata de una estabilidad afectiva que garantice el equilibrio de sus emociones? ¿o quizá un mismo rostro con el que sentir una profundidad tal que deja pequeños a los eufóricos comienzos?

Tal vez, Iris lo que en realidad busca en nombre de ese rostro que cree desear perpetuar, es un estado de consciencia de goce y plenitud que supera al que suele sentir en los inicios hormonados de sus relaciones. Iris parece cansada y desconfía del chute de su siguiente enamoramiento para, posiblemente, repetir el guión de sus estupendas inflaciones del comienzo y sus penosas depresiones del después.

El verdadero amor no es un sentimiento que nos abruma. Es un una decisión pensada y un propósito. M. Scott Peck.

Pero, en realidad ¿qué busca Iris tras lo que parece prometer su próxima relación?

Tal vez, lo que Iris busca no es precisamente el hipotético compañero de sus sueños, sino la paz profunda en su corazón. Sin duda, un estado que ella asocia infantilmente con la perpetuidad del placer que siente cuando se enamora.

Lo que parece deducirse del relato es que el anhelo de Iris nada tiene que ver con el encuentro supuestamente clave, sino con inquietudes profundas de su mente y de su alma que toman forma a través de sus pasiones y ciclos de relación.

No se va muy lejos cuando se cambia de rumbo diariamente. Proverbio

¿Acaso Iris es culpable de su aparente inestabilidad? ¿acaso el miembro de una pareja debe sentirse culpable cuando deja de sentir atracción por su pareja o incluso se siente atraído por una tercera persona? Y en este caso, ¿es natural y legítima la atracción que cualquiera de los dos pueda sentir hacia una posible persona de fuera? ¿qué soluciones pueden aplicarse en tal caso?, ¿vivir la nueva experiencia, o bien erradicar de raíz tal atracción para no jugar con fuego y quemarse? ¿qué puede hacer una persona con carencias que ha sido conmovida por la presencia de un tercero en juego? ¿acaso le conviene desviar la atención y no permitir que crezca lo que tiene muchas probabilidades de ser un globo a cambio del patrimonio afectivo que ya posee?

Cuando en el seno de una relación aparece un tercero interesante que empieza a ocupar demasiado disco duro en la mente de uno de los miembros de la misma, lo que verdaderamente merece la pena averiguar es el porqué uno mismo se ha auto-permitido crear tal ilusión. ¿Qué carencia pretende tapar el miembro de la pareja, tocado por el posible romance?

Lo que sí parece conveniente averiguar en este caso, es por qué el miembro de la pareja removido se encuentra emocionalmente abierto a la llegada de una pasión que comienza a mover sus propios cimientos emocionales.

La tentación entra generalmente por una puerta que previamente se ha dejado abierta. Anónimo

¿Por qué aparece un tercero? ¿Acaso los terceros siempre han existido y, sin embargo se activan porque la relación tiene carencias que casualmente se cubren con tal llegada? ¿cree todavía alguien que tal ilusión se debe a la excelencia de la persona recién conocida?

El verdadero compromiso debe ser reformulado hacia la propia coherencia con uno mismo.

Tal vez, con lo que conviene comprometerse es con el encuentro de la propia paz, algo que, tal vez tiene más que ver con la armonización con nuestros propios valores que con el empeño en seguir sintiendo por su propia pareja lo que ésta nos demanda para su supuesta felicidad.

Cuando una persona con un mínimo punto de madurez, experimenta alegrías en su alma basadas en el puente creado hacia otro ser humano, no significa precisamente que se ha enamorado de alguien, sino que se ha enamorado con alguien. Algo que separa y diferencia al adolescente emocional del adulto.

El hombre grande es quien en medio de la multitud, mantiene con perfecta delicadeza la independencia de la soledad. Emerson

El ser humano que ha relativizado las promesas que una parte de su mente le hace acerca de lo feliz que será cuando logre su deseado abrazo, y se ha adentrado en los pliegues de su propia alma, puede decirse que está más centrado e inmunizado de alteraciones y fascinaciones emocionales.

La persona que ha entrado en los pliegues de su interior ya ha encontrado el manantial que buscaba y fluye atenta a otros lenguajes y necesidades que tienen que ver con lo Profundo. Se trata de un encuentro con el Amor con mayúsculas que permite maravillarse de cómo todo aquello que su vida necesita, es justamente lo que aparece.

Tal vez, el pozo que merece la pena cavar en profundidad es el que subyace detrás de los rostros que aparecen y desaparecen de nuestras vidas. Se trata de un pozo que ahonda en la ampliación de la propia identidad y la expansión sostenida de consciencia. Sin duda una expansión que conduce hacia el hermanamiento amoroso con otro ser y con todos los seres en el grado que la afinidad permita.

Si Dios me regalara un trozo de vida, convencería a cada mujer u hombre de que son mis favoritos y viviría enamorado del amor. Gabriel García Márquez

En el relato se hace referencia al pozo que promete agua de vida. Un agua que elimina la sed, la sed que nace por el juego de las expectativas nacidas de la memoria.

La sed que brota al sentir nuestra dispersión mental cuando perdemos el momento presente y caemos en la ansiedad.

La sed del que huye hacia delante buscando el siguiente remedio, tal vez porque olvidó que la salida no está fuera sino, paradójicamente dentro, en un espacio de infinitud atestiguable en la plena ecuanimidad.


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