La iluminación espiritual

La entidad manas o mente

RAMANA MAHARSHI

Imagen; La entidad manas o mente; Ramana Maharshi

LA ENVOLTURA DE LA INTELIGENCIA

Manifestación conjunta del conocimiento integral.

Según las Escrituras hindúes, una entidad denominada manas, la mente, es formada en relación con la esencia sutil del alimento consumido; esta entidad se expresa por el amor, el odio, el deseo, la cólera, etc..., ella es el conjunto del espíritu, del intelecto, del deseo y del ego; a pesar de funciones tan diversas, toma el nombre genérico de mente y nosotros la objetivamos como cosas insensitivas que conocemos; bien que ella misma insensitiva, esta entidad parece ser sensitiva por el hecho de su asociación con la Conciencia, lo mismo que un hierro calentado al rojo parece ser el fuego mismo; ella es en efecto de naturaleza transitoria y posee partes susceptibles de ser moldeadas en todas las formas, como la goma, el oro o la cera; ella es la base de todos los principios-raíces (tattwas); se sitúa en el Corazón, como la vista en el ojo, y el oído en la oreja; ella da su carácter al sí individual, y cuando piensa en el objeto ya asociado a la conciencia reflejada sobre el cerebro, toma una forma de pensamiento; está en contacto con este objeto por los cinco sentidos movidos por el cerebro, y se apropia de tal conocimiento con el sentimiento de yo conozco esto y aquello; en fin, goza del objeto y queda finalmente satisfecha.

Preguntarse si algo es bueno para comer es una forma-concepto de la mente. Esto es bueno, esto no es bueno, se puede comer, no se puede comer; tales nociones discriminativas surgen propiamente del intelecto discriminante (buddhi). Puesto que solo la mente es el principio-raíz que se manifiesta en tanto que las tres entidades del ego, de Dios y del mundo, su absorción y su disolución en el Sí-mismo es la emancipación final denominada Kaivalya, que es Brahman.

Los sentidos, estando orientados hacia el exterior para ayudar al conocimiento de los objetos, son externos; la mente, estando en el interior, es el sentido interno. Los términos interno y externo son relativos al cuerpo; no tienen ningún significado en lo absoluto. Con el fin de mostrar que todo el mundo objetivo está en el interior y no en el exterior, las Escrituras han representado el conjunto del cosmos con el símbolo del Loto del Corazón. Pero el Corazón no es otro que el Sí-mismo. Lo mismo que la bola de cera del orfebre, aun ocultando minúsculas partículas de oro, parece siempre un simple pedazo de cera, igualmente todos los individuos perdidos en la sombría ignorancia (avidya) o el velo universal (mâya) no pueden sino sufrir la nesciencia durante su sueño. En el estado de sueño profundo, los cuerpos físico y sutil, bien que formando parte de ese velo, son sumergidos en el Sí-mismo: es de la ignorancia que ha brotado el ego -el cuerpo sutil-; la mente debe ser transformada en el Sí- mismo.

A decir verdad, la mente no es más que conciencia (chit), porque es pura y transparente por naturaleza: en este estado puro, sin embargo, apenas se le puede denominar mente. La identificación errónea de una cosa con otra es obra de la mente alterada. Es decir, que la mente pura e inmaculada que es la Conciencia Absoluta, cuando olvida su naturaleza primera, es sumergida por la cualidad de oscuridad (tamas), y se manifiesta en tanto que mundo físico. De la misma manera, subyugada por la actividad (rajas), la mente se identifica con el cuerpo, y apareciendo en el mundo manifestado como el yo, toma equivocadamente a este ego por la realidad. Así, influida por el amor y el odio, cumple buenas y malas acciones y, en consecuencia, se mantiene en el ciclo de nacimientos y de muertes. Según la experiencia de cada uno, en el sueño profundo o en el momento de un desvanecimiento no se tiene ya conciencia de su propio sí ni de objetividad. A continuación, la experiencia de cada uno yo he salido de mi sueño, yo he vuelto a la conciencia, es el conocimiento distintivo nacido del estado natural. Este conocimiento distintivo es denominado vijnâna. No brilla por sí mismo, sino siempre por adherencia ya sea al Sí-mismo, ya sea al no Sí-mismo.

Cuando permanece en el Sí-mismo, es denominado verdadero conocimiento (jnâna); él es consciencia del mundo mental en el Sí-mismo, o conciencia perpetua (prajnâna), y cuando este conocimiento distintivo se combina con el no Sí-mismo, se le llama ignorancia (ajnâna). El estado en el cual permanece en el Sí-mismo y resplandece como Sí-mismo, se denomina aham sphurâna o pulsación del Sí-mismo. Este estado no es algo distinto del Sí-mismo, es un signo de realización inminente del Sí-mismo. Este no es sin embargo el estado del ser primero. La fuente donde se revela esta pulsación es lo que se llama prâjnana (conocimiento integral). Es esta fuente a la cual el Vêdânta da el nombre de prajnâna ghana (conjunto del conocimiento integral). El Vivekachûdâmani de Shankarâchârya describe este eterno estado como sigue: En la envoltura de la inteligencia brilla eternamente el Atman, el testigo radiante de todo. Toma eso como fin, un fin que nada tiene de irreal y, por una corriente continua de pensamiento, experiméntalo y goza de él como de tu propio Sí-mismo.


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