La iluminación espiritual

Krishnamurti la mente

POR: JIDDU KRISHNAMURTI

Imagen; Krishnamurti la mente; Jiddu Krishnamurti

Ver que la mente está condicionada

Uno sigue moviéndose de condicionamiento en condicionamiento.

Todo lo que podemos hacer es ver que la mente está condicionada y, a través del conocimiento propio, comprender el proceso de nuestro propio pensar. Uno debe conocerse a sí mismo, no la idea de lo que le gustaría ser, sino conocerse tal como es, por más feo o hermoso, por más celoso, envidioso o codicioso que sea. Pero resulta muy difícil solo ver lo que uno es sin desear cambiar, ese mismo deseo de cambiar es otra forma de condicionamiento, y por tanto, uno sigue moviéndose de condicionamiento en condicionamiento, sin experimentar nunca algo más allá de lo limitado.

El verdadero problema es la mente misma

Me parece que el verdadero problema es la mente misma y no ese problema que la mente ha creado y trata de solucionar. Si la mente es miserable, mezquina, pequeña, limitada, por más grande y complejo que sea el problema, esa mente lo afrontará en base a su mezquindad. Si tengo una mente pequeña y pienso en Dios, ese Dios que pienso será pequeño por mucho que lo disfrace de grandeza, belleza, sabiduría, etc.

Sucede lo mismo con el problema de la existencia, del abuso, del amor, del sexo, de la relación, de la muerte. Todos son problemas enormes y los afrontamos con una mente pequeña, tratamos de resolverlos con una mente limitada. Aunque tiene unas capacidades extraordinarias y es capaz de inventar, de pensar con astucia y sutilmente, la mente sigue siendo muy pequeña. Puede citar a Marx, el Guita o cualquier otro libro religioso, pero sigue siendo una mente pequeña. Y una mente pequeña que afronta un problema complejo solo puede crearse a sí misma un nuevo problema. Así, el problema y la desdicha van aumentando. De modo que preguntamos, ¿puede una mente pequeña y estrecha transformarse en algo que no esté limitado por su propia limitación?

La mente es el ‘yo’

De modo que vamos a ver qué es esa cosa extraordinaria que llamamos mente, porque ese es el único problema, no hay ningún otro. Es la mente la que crea el problema. Es el pensamiento, la mente condicionada, la mente superficial, estrecha, intolerante, la que ha creado las creencias, las ideas, el conocimiento, y que se ve atrofiada por sus propias opiniones, su vanidad, su codicia, ambición y sus frustraciones. Así pues, debemos comprender la mente, y la mente es el ‘yo’, es el ego, no un ego superior. La mente inventa un yo superior y dice entonces que es una herramienta para lo supremo. Esa manera de pensar es absurda e inmadura: la mente inventa todas estas evasiones y estos escapes, y luego los usa para sus afirmaciones y opiniones posteriores.

De modo que vamos a ver qué es la mente. Ahora bien, no pueden descubrirlo por medio de mi descripción. Hablaré de ello, pero si se limitan a mi descripción, no experimentarán el estado real de su propia mente.

La mente que busca la verdad nunca la encontrará

La verdad no puede encontrarse a través de otra persona. Sin duda, la verdad no es algo estático; no tiene un lugar fijo; no es un fin, una meta. Por el contrario, es algo vivo, dinámico, alerta. ¿Cómo puede ser un fin? Si la verdad es un punto fijo, ya no es la verdad; entonces es una mera opinión. La verdad es lo desconocido, y una mente que busca la verdad nunca la encontrará, porque la mente está hecha de lo conocido; es el resultado del pasado, del tiempo, lo cual cada uno puede observar por sí mismo. La mente es el instrumento de lo conocido y, por tanto, no puede encontrar lo desconocido; solo puede moverse de lo conocido a lo conocido. Cuando la mente busca la verdad, la verdad sobre la que ha leído en libros, esa verdad es una auto proyección, porque entonces la mente meramente persigue lo conocido, algo conocido más satisfactorio que lo anterior. Cuando la mente busca la verdad, está buscando su propia proyección, no la verdad.

La mente utiliza el sufrimiento... para enriquecerse a sí misma

Es evidente que una mente que sufre se vuelve insensible porque el sufrimiento se convierte en su ocupación; la mente utiliza el sufrimiento como medio para su propia protección. Mi hijo muere, o mi esposo muere y me quedo solo; no tengo compañía y siento que mi vida se me escapa. De modo que sigo sufriendo y mi mente no se interesa en liberarse del sufrimiento sino que convierte el sufrimiento en otro recurso de mi vida. La mente utiliza el sufrimiento al igual que utiliza la alegría, para enriquecerse, porque la mente cree que si no está ocupada es pobre, vacía, embotada. Esa ocupación de la mente crea su propia destrucción. El sufrimiento no debe tener más importancia que la que tiene la alegría. La mente debe comprender por qué existe el sufrimiento pero no debe estar ocupada por el sufrimiento. La mente busca seguridad, tanto si sufre como si está alegre de modo que el sufrimiento se convierte en una forma de seguridad. Esto que estoy diciendo no es algo cruel, porque si lo piensan, si lo miran, verán cómo la mente se engaña a sí misma. Tan solo la mente que no está ocupada es inteligente y sensible.


RELACIONADOS

«Krishnamurti la mente»