La iluminación espiritual

Krishnamurti revela y descubre la verdad del amor

DESCUBRIR LA VERDAD DEL AMOR

Para descubrir la verdad del amor debes cambiar los conceptos actuales

¿Es el placer reiterativo del acto sexual al que generalmente se llama amor? El amor de la esposa, en el cual hay gran placer, posesión y bienestar basados en el deseo, ¿es amor? Cuando existe un posesivo apego hacia el otro, tiene que haber celos, temor, antagonismo. Estos hechos son obvios -nada extraordinario o ideológico-, son hechos, 'lo que es'. Entonces, el apego ¿es amor? Y, ¿cuál es la base del apego? ¿Por qué se apega uno a algo, a la propiedad, a una idea, a una ideología, a una persona, a un símbolo, a un concepto que es llamado 'Dios'? Si uno no comprende plenamente la significación del apego, jamás podrá descubrir la verdad del amor. ¿Acaso la base del apego no es el temor de quedarse solo, de estar aislado, el temor al vacío, la sensación de la propia insuficiencia interna?

Nos apegamos a la gente, a las ideas, a los símbolos o a los conceptos, porque pensamos que en ellos hay seguridad. ¿Hay seguridad en alguna relación con otro? ¿Hay seguridad -que realmente es la esencia del apego- en la esposa de uno, o en el marido? Y si uno busca la seguridad en la esposa, en el marido, etcétera, ¿qué es entonces lo que ocurre? Uno posee -legalmente o ilegalmente. Y donde hay posesión tiene que haber miedo a la pérdida -por lo tanto, hay celos, odio, divorcio y todas esas cosas.

El deseo de amar y ser amado, no es amor.

¿Es apego el amor? ¿Puede haber amor cuando hay apego? -con todas las implicaciones de esa palabra, que incluyen el miedo, los celos, la culpa, la irritación que conduce al odio-; todo eso está implícito cuando uno emplea la palabra 'apego'. ¿Puede, pues, haber amor si existe el apego? Estas son preguntas factuales, no teóricas. Estamos tratando con la vida de todos los días, no con alguna vida extraordinaria. Uno puede llegar muy lejos y muy profundamente si empieza muy cerca; vale decir, con uno mismo. Si uno no se comprende a sí mismo, no puede avanzar mucho. Estamos ahondando en problemas que son tremendamente importantes en la vida de cada uno de nosotros.

Aunque hemos de investigar esta cuestión racionalmente, con lógica, con cordura, tenemos que ir más allá de eso; porque la lógica no es amor, la razón no es amor. El deseo de amar y ser amado, no es amor. Cuando uno niega, en cada momento de su vida, lo que no es amor, cuando descarta lo que no es amor, desde esa negación surge la cosa positiva llamada amor.

Mediante la abstracción no podemos saber lo que es el amor.

El pensamiento es fragmentario, limitado; el pensamiento no puede resolver el problema de lo que es el amor, y no puede cultivar el amor. Cuando uno crea una abstracción con el pensamiento, se aleja de 'lo que es'. Ese movimiento de abstracción se convierte en un estado conforme al cual uno vive; por lo tanto, ya no vive de acuerdo con los hechos. Eso es lo que uno ha estado haciendo durante toda su vida; pero uno jamás sabrá mediante la abstracción, lo que es el amor; nunca conocerá la inmensa belleza, profundidad y significación del amor.

¿Por qué el hombre ha tolerado el sufrimiento? ¿Por qué adora el sufrimiento -cosa que, aparentemente, hacen los cristianos? ¿Cuál es el significado del sufrimiento? ¿Qué es lo que sufre? Cuando uno dice: Yo sufro, ¿quién es el que sufre? ¿Qué es el centro que dice: Yo estoy sufriendo la agonía de los celos, del miedo, de la pérdida? ¿Qué es ese centro, esa 'esencia' en un ser humano que dice: Yo sufro? ¿Es el movimiento del pensar, como tiempo, el que crea el centro? ¿Cómo surge este yo, el cual una vez que ha surgido, dice: Yo sufro, yo estoy ansioso, yo tengo miedo, yo siento celos, yo estoy solo? Ese yo jamás es estacionario, se está moviendo siempre: Yo deseo esto, yo deseo aquello y después deseo alguna otra cosa; se halla en constante movimiento. Ese movimiento es tiempo, es pensamiento.

En el mundo asiático existe el concepto de que el yo es algo que se encuentra fuera del tiempo; y además, el concepto de que incluso hay un yo superior. En occidente, el yo nunca ha sido examinado a fondo. Se le han atribuido cualidades; Freud, Jung y otros psicólogos le han asignado características, pero jamás han investigado este problema de la naturaleza y estructura del yo que dice: Yo sufro.

El yo, como podemos observarlo, dice: Yo debo tener eso, y pocos días después quiere alguna otra cosa. Existe el constante movimiento del deseo; el constante movimiento del placer; el movimiento continuo de lo que uno quiere ser, y así sucesivamente. Este movimiento es el pensamiento como tiempo psicológico. El yo que dice Yo sufro, es producido por el pensamiento. El pensamiento dice: Yo soy Juan, yo soy esto, yo soy aquello. El pensamiento se identifica con el nombre y con la forma y es el 'yo' en todo el contenido de la conciencia. El es la esencia del temor, de la herida psicológica, la desesperación, la ansiedad, la culpa, la persecución del placer, el penoso sentimiento de soledad -todo el contenido de la conciencia. Cuando uno dice: Yo sufro, lo que experimenta el dolor es la imagen que el pensamiento ha fabricado de sí mismo, la forma, el nombre.

Cuanto más intenso es el reto, mayor es la energía que se requiere para enfrentarse a él. Este reto es el dolor. Es a eso que uno debe responder. Pero si responde escapando a ello, o buscando derivar de ello bienestar, entonces está disipando la energía que necesita para afrontar esta cosa.

No hay escape -no lo hay, porque si uno trata de escapar, el dolor está siempre ahí, como la propia sombra, como el propio rostro está siempre con uno. De modo que es preciso permanecer con el dolor, sin movimiento alguno del pensar. Si uno huye del dolor, no lo ha resuelto; pero si permanece con él, sin identificarse con él -porque uno es ese sufrimiento-, entonces toda la energía de uno está presente para enfrentarse a esta cosa extraordinaria que ocurre. Desde ese sufrimiento, surge la pasión.

Hay una solución, existe un cese para el dolor -como hay un cese para el temor-, completamente. Solo entonces existe una posibilidad de saber qué es el amor. Uno piensa que aprenderá algo del sufrimiento, que hay una lección que se aprende a causa del sufrimiento. Pero cuando uno observa el sufrimiento en sí mismo, y no escapa sino que permanece con él totalmente, completamente, sin ningún movimiento del pensar, sin buscar alivio alguno ni bienestar, sino que solo se mantiene unido completamente al sufrimiento, entonces uno verá que tiene lugar una extraña transformación psicológica.

El amor es pasión, la cual es compasión. Sin esa pasión y compasión, sin su inteligencia, uno actúa en un sentido muy limitado, y todas las acciones de uno son limitadas. Donde hay compasión. esa acción es total, completa, irrevocable.


La Mente es el obstáculo del Amor porque esta prejuiciada. Si la mente está libre de sus creaciones, existe la posibilidad de descubrir lo que es real.

Jiddu Krishnamurti