La iluminación espiritual

Inteligencia artificial y conciencia

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; Inteligencia artificial y conciencia; Patrocinio Navarro

INTELIGENCIA NATURAL

Atención, atención, mucha atención... se escuchaba sobre el ruido de las olas en la novela de Huxley La isla, utopía de un mundo mejor. ¿Caminamos hacia ese mundo usando nuestra inteligencia al servicio de la bondad? ¿Nos bastaría con ella, bien amuebladas nuestras cabezas y limpio nuestro corazón? ¿ o necesitamos de una inteligencia artificial, más perfecta, buena y saludable que la propia para un mundo mejor?

Me preocupa el uso que hacemos de nuestra inteligencia natural. Si en lugar de humano fuese hormiga o abeja no me preocuparía, porque en su mundo todo es como debe ser: se trabaja individualmente, pero cooperando para el conjunto; se respetan las leyes naturales y se mantiene en orden la vivienda. O sea: al contrario de sus vecinos humanos. Nosotros nos quedamos en la primera fase, pues mantener en orden nuestro hogar llamado Tierra está muy lejos del propósito de la humanidad.

Si como individuos, y a causa del poder de nuestro ego sobre nuestras emociones y pensamientos, vivimos tan a menudo en conflicto con nosotros mismos, no puede extrañar a nadie que eso acabe por aflorar al mundo exterior y que familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, y cualquiera con el que tengamos ocasión de contactar sean los primeros en sufrir las consecuencias. Y como todos estamos finalmente relacionados, cada uno de los afectados puede a su vez convertirse fácilmente de receptor en emisor de conflicto, hasta completar a nivel mundial los eslabones de la larga cadena humana. ¿ Hace eso necesario usar inteligencias artificiales, que carecen de sentimientos, para ordenar este mundo de un modo racional?

El mayor de los deseos, el más grande fracaso.

Con el mal uso de nuestro intelecto, al servicio de lo humano inferior, lo que prevalece en el mundo es el gran fracaso colectivo del más añorado de todos nuestros deseos: la felicidad. No es un mundo feliz el nuestro, ni tampoco el mundo feliz de la novela de Huxley, aunque no cabe duda que a más de un gobernante le gustaría combinarlo con el mundo orwelliano de 1984. Esos son logros ficticios de inteligencia artificial en manos de quienes tienen su control, pero… tiempo al tiempo. Nos vamos acercando. De momento, proliferan las cámaras de vigilancia por las calles, se graba por micrófonos invisibles lo que decimos en la vía pública, como sucede en Lisboa, se controlan nuestros movimientos y mensajes en los teléfonos móviles, etc. Ejemplos que muestran el uso que los poderes públicos piensan hacer de la A.I. ¿Contribuye todo eso a nuestra felicidad o al orden del mundo, o solo a la seguridad de los controladores?

Si una mayoría crítica fuésemos capaces de interactuar entre nosotros como personas inteligentes y bondadosas, nos haría reír el empeño de unos paranoicos investigando el modo de controlar nuestras vidas, y estos finalmente verían inútil su tarea. Lejos de eso, basta con escuchar las noticias diarias o asistir a una simple reunión de vecinos de edificio para comprobar el descontrol de nuestras emociones y conductas, el recelo de los unos hacia los otros a causa del egocentrismo y sus lacras anexas: la insolidaridad, las agrias discusiones, el choque de intereses que culminan en enfrentamientos verbales, judiciales y hasta físicos. ¿Podemos terminar con todo eso de un modo natural o nuestros controladores invisibles decidirán que alguno precisará implantes cerebrales de microchips para controlar los impulsos agresivos en el cerebro? Eso ya se experimentó con animales. (¿Solo con animales?)…

¿Serán necesarias máquinas policiales que eviten peligros a los policías de de carne y hueso? Podemos especular cuanto queramos, y hacer ciencia-ficción pero en ningún caso parece que con la A. I. nos acercamos a la solución de los problemas de convivencia o de infelicidad, sino a más control y presión, porque ninguna máquina sirve para hacer evolucionar la inteligencia ni, mucho menos, la conciencia.

¿Y qué decir del comportamiento de los políticos y las relaciones entre países del llamado orden internacional?... La ONU la OTAN, los conflictos armados ¿no expresión a gran escala del patio de vecinos desavenidos? ¿Hay, acaso, alguna diferencia esencial? Solo cuantitativa, solo escénica. Aquí los investigadores de la A.I. ponen su energía para ver quién tiene herramientas más inteligentes para destruir o dominar a sus enemigos. Tampoco puede decirse que eso sirva para mejorar la inteligencia ni la felicidad de los pueblos del mundo.

El caos está servido

Si en algo se está de acuerdo en los gobiernos es en esto: cada país se siente legitimado para obtener beneficios propios y conseguir poder y riquezas para unos pocos, aunque sepan de sobra que eso supone atentar contra personas, contra las leyes universales, y contra las leyes de Dios, que propone la moderación en todo, el respeto a la Naturaleza y a los animales, la igualdad, la justicia y la hermandad. Contra todo eso se actúa ya a nivel mundial, pero resulta que a la vez se actúa contra el sentido común de cualquier ser inteligente que le dice: cuidado, protege tu vida, protege tu casa.

Es evidente que no funciona en las altas esferas gobernantes la inteligencia mínima de la supervivencia visto el desastre climático que se nos viene encima por llevar adelante su modo de pensar y hacer. Pero cuando alguien intenta desvincularse de la estupidez dominante, es puesto contra las cuerdas, sometido a dificultades extremas, desacreditado, y hasta asesinado. Pienso, por ejemplo, en los movimientos alternativos: defensores del medio ambiente, espirituales, animalistas, médicos alternativos, cultivadores pacíficos de la tierra, y otros de esa índole, que tienen frente a sí a todo el llamado Sistema, con sus Monsanto, sus jeques petrolíferos, sus multinacionales de esto y lo otro. A Sócrates ya le pasó. A Jesús, ya le pasó. A Gabriele le está pasando. La lista es interminable, y mucho me temo que los avances en inteligencia artificial la harán aún más larga y precisa.

Algunos pros y muchos contras

Llegados hasta aquí, ¿tiene uno razones para preocuparse por las investigaciones científicas sobre inteligencia artificial? ¿Puede uno fiarse del propósito de tales investigaciones mayormente utilizadas para controlar a las poblaciones, y empeñadas en fabricar máquinas de matar cada vez más inteligentes y de producir cada vez más desempleados?

Es verdad que tenemos que reconocer sus ventajas en la economía de esfuerzos, en el campo médico, o en el de las comunicaciones, pero ¿a qué coste, opuesto finalmente al Planeta y a todos nosotros? Si pienso, por ejemplo en los teléfonos móviles, una herramienta inteligente de uso casi universal, ¿cómo evitar pensar en el coltán, mineral de África explotado por mafias y señores de la guerra que extraen en condiciones esclavas hasta niños de todas las edades posibles. ¿Cómo evitar pensar que cada uno de esos aparatitos aparentemente inocentes nos espían, transmiten a cada momento dónde estamos y son poseedores de información personal, privada, que puede ser valorada y juzgada públicamente en cualquier momento si conviene a quienes controlan inevitablemente esa información? Y cómo evitar pensar, por otro lado, en su dañino papel sobre nuestro cerebro, mayor cuanto más joven. Esta clase de inteligencia artificial, que se ha convertido en imprescindible para casi todos nosotros, es muy útil… contra uno mismo.

Por tanto, ¿a quién favorece en última instancia el uso de la alta tecnología? Hoy se nos cuenta que se busca crear un robot consciente de sí mismo queriendo con ello imitar al mismo Dios, o que se fabrica uno de aquellos soldados mecánicos de las películas de ciencia ficción que pueden moverse en cualquier terreno, auto-repararse en caso de agresión externa y disparar a blancos prefijados, como los drones que matan a miles de kilómetros o toman fotos de donde convenga. Observados, controlada nuestra privacidad, amenazados o muertos de un modo frío con tan solo apretar un botón, son estos algunos de los perfiles siniestros de la inteligencia artificial puesta en escena por los poderosos del mundo.

Atención, atención….

Minorías codiciosas, violentas y carentes de moral, controlan a masas de características semejantes que se les asemejan. Por ello les imitan, les eligen, les toleran, y colaboran con sus impuestos a financiar y poner en acción la alta tecnología inteligente que nunca será por nosotros, ni para nosotros, sino a menudo contra nosotros, contra la gente de a pie. Tengamos cuidado y no nos dejemos embaucar por los cantos de sirena de una Ciencia de alta tecnología y bajos principios, y aprendamos a usar mejor nuestra mente y nuestro corazón para servir a Dios y cooperar pacíficamente entre nosotros para dar pasos en la evolución de la consciencia humana. Nada de esto podrá hacerlo jamás una máquina por muy lista que sea.


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