La iluminación espiritual

La humanidad posible nace en nosotros

LA NUEVA HUMANIDAD

Este mundo materialista se hunde porque está llegando al límite de todos los excesos. Pero...

¿Quién protesta ante la situación de deterioro diario que vivimos? Algunas o­nGs, algunos grupos minoritarios de distinta composición, algunos medios alternativos, algunas personas aquí y allí. Pero algunos no somos suficientes todavía para reparar un barco del tamaño de la Tierra con tantas vías de agua. ¿Cómo podemos llegar a serlo?

Los que viajan en camarotes de primera no están preocupados porque siendo los mayores y principales responsables gozan de varias protecciones: su caja acorazada repleta, sus gendarmes, sus intelectuales, la bendición papal y la admiración/odio/envidia/sumisión de la mayoría de los viajeros que han sido pervertidos por sus valores y aspiran a ser como ellos. Así que no oponen resistencia y se resignan mientras miran con asombro y disgusto a los que se muestran dispuestos a arreglar el barco contra la opinión de sus dirigentes (que es también la de ellos mismos por transferencia ideológica).Estos son la parte socialmente inerte o directamente opuesta a todos los cambios que lo mismo es capaz de seguir a un salvador fascista, babear ante una bendición papal o denunciar a otro porque no se ajusta a lo que dice el salvador político, militar o clerical.

Desde la Inquisición al régimen nazi o franquista; desde las cruzadas a las invasiones de Irak o Afganistán; desde el Gulag soviético a Guantánamo o Abu Grahib, el mundo está lleno de ejemplos de humanos poderosos apoyados por masas pusilánimes y cómplices que una y otra vez se oponen a los avances de la libertad de la conciencia.

Pero cuando la nave Tierra, nuestra madre, llegue al límite y se sacuda definitivamente de encima a este mundo materialista antinatural, que los incendiarios y deforestadores, los dueños de centrales nucleares, los explotadores de minas, los latifundistas de transgénicos, los usureros de las finanzas, las mafiocracias, los ganaderos industriales, los militaristas asesinos y los dueños de mataderos y de industrias todas de la economía insostenible del mundo, que no esperen ser salvados por la NASA yéndose a otro planeta para repetir las mismas fechorías.

En el mundo existen muchas iglesias que se llaman cristianas hacia las que se dirigen sus creyentes cuando ven que los que dirigen la política o la economía llevan al desastre. Cuando el barco mundo zozobra albergan la esperanza de recibir ayuda de las instituciones eclesiásticas porque creen que sirven a Dios. Pero ¿a quién sirven?...

¿Repararon ya en el papel de las iglesias oficiales pagadas con nuestros impuestos? ¿Vieron sus taimados silencios, sus tibias, parcas y escasas declaraciones ante las guerras y la crisis económica, climática y social de mayores dimensiones que sufre la humanidad? ¿Observaron su cínico desvío de atención hacia problemas donde nunca deberían opinar? En medio de este caos económico para los pobres de la tierra que no cesan de aumentar, y ante los trabajadores que se ven expulsados de sus trabajos, contrastan sus enormes fortunas, su avaricia insolidaria -que tratan de ocultar apadrinando instituciones que solo pagan sus fieles-mientras claman contra la pobreza y las injusticias en abstracto con las arcas del Vaticano rebosantes de oro, las cuentas corrientes rebosantes de millones y cientos de miles de posesiones de fincas y edificios que ni darán trabajo o alberque siquiera a sus propios bautizados

. Y para qué hablar de su beligerancia social cuando los gobiernos tienen tan solo apariencia de estar de parte de los pobres; o de las enormes contradicciones entre oponerse al aborto y no oponerse a la guerra, o de su misoginia, o el abandono milenario de las enseñanzas del Sermón de la Montaña, que es el mensaje central de ese mismo Jesús que dicen adorar mientras es pequeño y del que simulan condolerse cuando está en la cruz. Y niño o crucificado, el caso es que Cristo es silenciado para que hable el Papa.

Uno se pregunta por qué todavía se atreven a llamarse cristianos todos ellos, católicos, protestantes, ortodoxos, mormones, etc. Ser cristiano todos sabemos que es otra cosa. ¿Cristo callaría de hallarse físicamente en este mundo ante algo tan tremendo como lo que estamos viendo a diario? ¿Callaría? ¿O más bien haría callar a estas iglesias hipócritas siempre a favor de ricos y poderosos y parte inseparable del mismo equipo? ¿Callaría? ¿O denunciaría a tantos escribas y fariseos como los que vemos a diario exhibirse ante nosotros? ¿Callaría o dejaría bien claro que las iglesias no sirven a Dios, sino a sí mismas y a sus mandatarios? Ellos se rasgan las vestiduras ante los que llaman despectivamente anti sistema o políticamente incorrectos por denunciar con toda claridad que este barco no puede soportar tal ruta de navegación ni tales capitanes sin irse a pique.

Otra humanidad es posible, sí, pero solo si comienza en usted, en mí, en todos nosotros, porque uno a uno somos las células del cuerpo humanidad, y uno deber ser consciente de que cuando actúa individualmente en forma negativa lo hace como una célula cancerosa que irradia su propia enfermedad, pero si lo hace positivamente estando a favor del prójimo, de la naturaleza de la que forma parte inseparable, y de los animales, actúa o como una célula sana que colabora al bienestar del conjunto y contribuye a cambiar la vida de la colectividad.

Se precisa, sí, un profundo cambio de mentalidad a muchos niveles: ecológicos, políticos, culturales, espirituales y convivenciales que llevarían sin duda a una vida en libertad, igualdad, fraternidad, justicia y unidad de la que tan lejos nos hallamos.

¿FORMAR PARTE DE ESA NUEVA HUMANIDAD?

No parece que la mayoría social lo quiera, tal es su pasividad en tantos de estos aspectos. Esto me conduce a otra pregunta inquietante: ¿llegaremos a tiempo de seguir así?... ¿Llegaremos cada uno a tiempo, incluso con nosotros mismos en esta existencia, para alcanzar a poseer los valores de conciencia precisos para que esta pesadilla termine incluso en nosotros mismos ?...No creamos que por poseer cultura y haber leído muchos libros, vamos a ser capaces de eso; no crean que lo seremos por pertenecer a un sindicato o a un partido político, siempre queriendo cada uno mantener su marca, sus privilegios y sus jerarquías, como siempre. Y no esperen ninguna de esa revoluciones históricas violentas que nunca solucionaron nada, porque, es preciso insistir, la solución no está en ninguna de esas vías, que bien sobrado lo ha demostrado la historia; no está en la competencia por ser los más votados; ni en los fusiles; sino en los frutos sociales que solo dan las conciencias libres de egoísmo, de deseos de prestigio, de poder, de querer ser más y más reconocidos que otros; libres de la vieja pasión por el MIO, MI, PARA MÍ. Y si a pesar de todos nuestros esfuerzos no pudiéramos salvar el mundo hay algo que sí podemos conseguir :salvarnos del mundo.

Las conciencias libres son escasas, pero cultivar este tipo de conciencia es la única salida del laberinto mundano. Esta y ninguna más; no nos hagamos falsas ilusiones, mis queridos amigos.