La iluminación espiritual

Hijo sin nombre

POR: MAURICIO AMAYA

Imagen; Hijo sin nombre; Mauricio Amaya

SOLO SOLITARIO

Sin nombre, sin nadie que los recuerde, sin hijos, con nada. Se podría alegar románticamente que, por fin, viven la soledad tan reclamado por poetas. Pero no todos se cultivan, como buenas cepas. Ni se conservan, como el acero.

Soledades

Quizás, en este espacio, se dediquen muchas palabras a su sabiduría, que sus años les otorga, gracias a la acumulación y decantación de experiencias aprendidas que luego sirven para distinguir lo correcto en la especie y en relación con lo creado. De hecho, muchas comunidades, generalmente las no absorbidas por eso que llaman civilización, aprecian y aprovechan, otorgándoles roles de mando, de guías, de maestros.

Quizás, algo tengan que decirnos

Pero, estas nuevas "sociedades" de consumo y de desprecio, los apartan y los dejan en la más absoluta miseria, dejando con indiferencia que mueran, lentamente, en soledades insondables y sin sentido, perdiendo los valores adquiridos y olvidando la deuda que hoy les permite disfrutar de los espacios, buenos o malos, que ellos con su labor, construyeron y legaron.

Si buscan en sus arrugas, siempre encontrarán historias

Me puse a la tarea de buscar estadísticas sobre ancianos, en OMS, en ONU, OEA, FAO y, en general, en Google y, ¡no existen! Los ancianos, en especial los abandonados, tampoco existen en los informes de las organizaciones dedicadas a analizar y darnos información sobre la especie y la forma como con ellos nos comportamos. Sí, aquí también están olvidados. Claro, bien sabemos que el que allí aparezcan, tampoco ayuda para su atención. De hecho, los informes de 32.000 infantes menores de 4 años muertos diariamente por hambre, sed y enfermedades fácilmente tratables, tampoco ayudan, o nada. Pero los ancianos, ni siquiera están.

¿Alguien los ha visto, por ahí?

Solo una pequeña referencia en un informe del 2002 de la OMS: "Según el Informe, el maltrato de los ancianos es uno de los rostros más ocultos de la violencia, que además tiene muchas probabilidades de aumentar porque en muchos países la población está envejeciendo rápidamente. Hasta un 6% de los ancianos declaran haber sufrido maltrato.". Y cuando hablan de "maltrato", solo hacen referencia a agresiones físicas contundentes (golpes, esclavismo…), sin mencionar el diario dolor que les infligimos con el abandono y la indiferencia.

Aprovecho, pues, LA ILUMINACIÓN, este espacio concedido para hacer una reflexión y un llamado para que hagamos conciencia y asumamos compromisos de atención a favor de los desprotegidos, nuestros viejos", "cuchos", "abuelos", no solo con los cercanos, sino con los olvidados. Y sigamos las palabras de Gandhi como un compromiso de vida, exigiendo que, alguna vez, todas las veces, asumamos nuestro deber de darle contenido a eso de "ser humanos".

Le preguntaron en alguna ocasión a Mahatma Gandhi,
cuáles son los factores que destruyen al ser humano y respondió así:

"La Política sin principios, el Placer sin compromiso, la Riqueza sin trabajo, la Sabiduría sin carácter, los Negocios sin moral, la Ciencia sin humanidad y la Oración sin caridad. La vida me ha enseñado que la gente es amable, si yo soy amable; que las personas están tristes, si estoy triste; que todos me quieren, si yo los quiero; que todos son malos, si yo los odio; que hay caras sonrientes, si les sonrío; que hay caras amargas, si estoy amargado; que el mundo está feliz, si yo soy feliz; que la gente es enojona, si yo soy enojón; que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido. La vida es como un espejo: Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida, es la misma que la vida tomará ante mí."


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