La iluminación espiritual

Genios sabios y profetas

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; Genios sabios y profetas; Patrocinio Navarro

GENIOS O SABIOS

En nuestras sociedades modernas se utiliza mucho la palabra genio, o se dice que algo es ingenioso o genial. ¿A qué no estamos refiriendo? ¿Es algo que tiene que ver con la neurobiología, el coeficiente intelectual, la casualidad, u otras causas? ¿Es cualidad de alguien que pueda medirse con alguna objetividad? Parece ser que no son muy claras las respuestas que los investigadores de la llamada Ciencia dan a estas preguntas. Porque a ver: ¿Es lo mismo hablar de Einstein que de Bill Gates? ¿Es lo mismo hablar de Leonardo Da Vinci que hablar de Mozart? ¿Qué tienen en común? Es difícil saberlo. ¿Solo inteligencia? Alguien puede decirnos: oh, no es la inteligencia, sino la intuición. Pero ¿dónde ubicamos la intuición, que es conocimiento directo sin la lógica del cerebro? ¿Es una cualidad del intelecto? ¿ O la intuición nace en el alma y se manifiesta a través del pensamiento pero sin la lógica ordinaria? Porque llegados a este punto donde el alma hace su aparición, tenemos que preguntarnos si todo eso de la intuición tiene que ver entonces con que existen profetas o videntes, porque ellos hablan desde el conocimiento directo. ¿ Son genios entonces los profetas y los videntes? ¿Se considera un genio a Jesucristo, el más grande de todos los profetas? No se Le menciona como genio, sino como el mayor de los profetas y de los sabios.

Profetas y sabios son como un mundo aparte del mundo de los genios: el mundo de los iluminados. Así que ahora tocamos un punto nuevo, porque ¿qué es un iluminado? Podemos decir enseguida: un ser de la luz, un alma avanzada en el camino espiritual, que posee un conocimiento directo que no proviene del intelecto. Acordemos que es eso. Ahora bien: ¿es lo mismo sabio que iluminado? Parece que es así, y que la máxima expresión de la iluminación es la sabiduría, que es una cualidad de los iluminados, sabios y profetas.

Ahora vemos que no es lo mismo un genio tal y como lo entendemos habitualmente que un profeta, un sabio o un iluminado, aunque entre estos tres haya diferentes grados de iluminación. El Señor nos dice a través de la profetisa Gabriele: Sed sabios en el sentido del Amor y de la Sabiduría divinas, pero no nos dice: Convertíos en genios. De modo que uno comprende que alcanzar la sabiduría es el camino de la evolución que con el tiempo nos llevará a todos a ser profetas, porque profeta en este mundo es quien ha avanzado tanto en el camino de la sabiduría que puede sentir en su interior los mensajes de Dios y traducirlos con lenguaje humano para el resto de sus hermanos. El genio no llega nunca a este punto porque su punto fuerte no es la sabiduría sino el conocimiento intelectual, la inteligencia práctica y la intuición derivada de la mucha práctica y, como resultado final de muchas experiencias prácticas en esta o en otras existencias, pero es una intuición siempre referida a UN campo concreto de experiencias, a uno solo.

Ser un genio como Mozart y componer y dar conciertos desde niño solo puede explicarse porque en sus anteriores existencias ya trabajaba en el campo de la música y puso en él mucha energía. Igual puede decirse de cualquier genio, pero la genialidad no garantiza la altura espiritual. La historia humana tiene muchos nombres de famosos en todos los campos: filosofía, literatura, medicina, música, matemáticas, escultura, etc. y puede decirse que no hay rama del conocimiento que no tenga sus propios genios, y cada uno de ellos es considerado como un dios por sus discípulos o admiradores. Pero cuando observamos más de cerca vemos que en ellos se valora el intelecto y sus logros; cosas al fin relacionadas con el mundo material, con lo que llamamos civilización, cultura, etc. Y si seguimos la pista a las biografías personales de esos genios que se adoran por tantos y se nos presentan como los modelos a imitar, nos encontramos a menudo con mucha infelicidad, algo que no sucede a los profetas, los sabios, los iluminados, que centran su energía en el desarrollo de la conciencia y no en el desarrollo de la ciencia, lo que, por cierto, les viene por añadidura. Fijémonos en el ejemplo del mayor profeta de todos los tiempos desde Jesús de Nazaret, todavía entre nosotros. ¿Quién no se asombra al ver cómo la profeta Gabriele desarrolla tantos conocimientos científicos de todo género ( psicología, biología, ciencias médicas, ciencias naturales, filosofía, astrología, espiritualidad, ejercicio físico, arquitectura, y nos muestra el Camino Interno como método de progreso espiritual que ella realizó para podernos dar lo que ahora recibimos de Dios y de Cristo través de ella. Mas esos conocimientos que nacen de su sabiduría profética no son nunca para utilizar ni en provecho propio sino para beneficio de sus semejantes, que es algo que también la diferencia de los genios que tan a menudo carecen de principios éticos y pueden inventar modos de dañar a los demás y ser famosos como esos que aspiran a genios y se dedican a la investigación armamentista, la manipulación genética, la investigación médica para los trasplantes de órganos, la clonación y semejantes.

Y entonces a uno llega a pensar que eso de los genios no es más que un concepto que utilizamos para endiosar a algunos humanos que destacan muy por encima de la media cuando no tenemos mejor idea de Dios. Y si no fíjense en los estadios, donde se va a ver jugar al jugador que uno ha endiosado; al concierto donde actúa el músico o el cantante al que uno tiene encendida una vela en su altar interior. O si no fijémonos en el Papa, al que nada menos se le quiere ver como el representante de Dios en la Tierra, y eso que ni es sabio ni profeta; sino tan solo un intelectual que ni llega a ser un genio, lo que ya es atrevimiento. ¡Mundo este!


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