La iluminación espiritual

Frases Fernando Pessoa


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Citas Fernando Pessoa


Se todo en cada cosa. Pon cuanto eres en lo mínimo que hagas.

El bien es un mal necesario.

Ser poeta no es una ambición mía, es mi manera de estar solo.

Todo vale la pena si el alma no es pequeña.

El deleite del odio no puede compararse al deleite de ser odiado.

Quiero ser tu amigo. Simplemente, calladamente, ser tu paz.

Deleitarse de amar no se compara con deleite de ser amado.

No hagas hoy lo que puedas dejar de hacer también mañana.

El hombre es un egoísmo mitigado por una indolencia.

No siente la libertad quien nunca vivió oprimido.

Todo dormía como si el universo fuera un error.

Hay bastante metafísica en no pensar en nada.

Pon todo lo que eres en lo mínimo que hagas.

La vida (mía) es como si me golpeasen con ella.

Primero se libre; después pide la libertad.

El verdadero amor es la muestra incuestionable de la inmortalidad.

Somos avatares de la estupidez pasada.

Odiamos lo que casi somos.

Me maravillo de lo que he conseguido no ver.

Entre la vida y yo hay un cristal tenue. Por mas claramente que vea y comprenda la vida, no puedo tocarla.

Nunca amamos a nadie: amamos, solo, la idea que tenemos de alguien. Lo que amamos es un concepto nuestro, es decir, a nosotros mismos.

Haber estado en un naufragio o en una batalla es algo bello y glorioso; lo peor es que hubo que estar allí para estar allí.

El arte es la expresión de si mismo luchando por ser absoluto.

El pensamiento todavía es la mejor manera de huir del pensamiento.

Amo como ama el amor. No conozco otra razón para amar que amarte. ¿Que quieres que te diga además de que te amo si lo que quiero decirte es que te amo?

Nací en un tiempo en que la mayoría de los jóvenes habían de dejado de creer en Dios por la misma razón que sus mayores habían creído en el: sin saber por que.

El éxito esta en tener éxito, y no en tener condiciones para el éxito. Cualquier terreno amplio tiene condiciones para un palacio, ¿pero donde estará el palacio sino lo construyen allí?

A mi, cuando veo un muerto, la muerte me parece una partida. El cadáver me da la impresión de un traje abandonado. Alguien se fue y no necesito llevar aquel traje único que había vestido.

Quien vive como yo no muere: se acaba, se marchita, se des vegeta. El sitio donde estuvo sigue sin el estar allí, la calle por donde caminaba sigue sin que el sea visto en ella, la casa que habitaba es habitada por no el.

Las cosas no tienen significación: tienen existencia. Las cosas son el único sentido oculto de las cosas.

Ninguna idea inteligente puede encontrar la aceptación general si no se mezcla algo de estupidez en ella.

La conciencia de la inconsciencia de la vida es el mas antiguo impuesto que recae sobre la inteligencia.

No hay normas. Todos los hombres son excepciones a una regla que no existe.

Quiero ser tu amigo. Sin quitarte la libertad, sin sofocarte jamás.

El único misterio del universo es que exista un misterio del universo.

Porque yo soy del tamaño de lo que veo, y no del tamaño de mi estatura.

Para mi, la vida es como una posada del camino, donde debo demorarme hasta que llegue la diligencia del abismo.

No saber de uno mismo; eso es vivir. Saber mal de uno mismo, eso es pensar.

Para comprender, me destruí. Comprender es olvidarse de amar. No conozco nada mas al mismo tiempo falso y significativo que aquel dicho de Leonardo da Vinci de que no se puede amar u odiar una cosa sino después de haberla comprendido.

Me siento tan aislado que puedo palpar la distancia entre mi y mi presencia.

Pero el sentido oculto de la vida es que la vida no tiene ningún sentido oculto.

La amistad del amor es una muestra mortal de la inmortalidad.

Pasar de los fantasmas de la fe a los espectros de la razón no es mas que ser cambiado de celda.

Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos.

El cero es la mayor metáfora. El infinito la mayor analogía. La existencia el mayor símbolo.

Todas las cartas de amor son ridículas. No serian cartas de amor si no fuesen ridículas.

El mundo es de quien nace para conquistarlo y no de quien sueña que puede conquistarlo.