La iluminación espiritual

Frases Cuestion

Citas Cuestion


Tu existencia es una cuestión de frecuencias vibratorias. Al ser elevadas las percepciones espirituales mas veloces serán las frecuencias vibratorias.

La simplicidad es una cuestión de gusto.

La espiritualidad no es cuestión de saberes escriturales ni de discusiones filosóficas. Mas bien, se trata de robustecer el corazón por encima de toda medida.

La diferencia entre la traición y el patriotismo es solo cuestión de fechas.

Sabía usted que decidir vivir en excelencia, es cuestión simplemente de determinar que podemos ser verdaderamente grandes sin importar lo que digan los demás.

Con frecuencia he sido cuestionada, especialmente por mujeres sobre como podría conciliar la vida familiar con una carrera científica. Bueno, no ha sido fácil.

Casi todas las ideas que tenemos acerca de ser un hombre o ser una mujer están tan agobiadas por el dolor, la ansiedad, el miedo y las dudas de uno mismo. Para muchos de nosotros, la confusión en torno a esta cuestión es insoportable.

Los ángeles y los demonios eran idénticos, arquetipos intercambiables, todo era cuestión de polaridad. El ángel guardián que conquisto a tu enemigo en la batalla fue percibido por tu enemigo como un demonio destructor.

Pocas veces es cuestión de si puedes o no, de si sabes como o no. Usualmente, el ponerte en acción es mas que todo una cuestión de motivación.

Ser comunista, socialista, o tener cualquier otra ideología es una cuestión hormonal.

Sabía usted que la presencia de los medios masivos de difusión y de las redes sociales en nuestra vida cotidiana es una realidad innegable e incuestionable en este siglo XXI.

Sabía usted que solamente cuestionándonos y sometiendo a investigación las creencias de otros, podremos destruir la información falsa sobre las que ellos se fundamentan.

Sabía usted que la capacidad de manipular el subconsciente personal y colectivo de las personas a través de ciertas técnicas en la actualidad, es una cuestión seria.

El sexo es cuestión de mente, y todo lo que es de la mente, si no se realiza, causa frustración.

Cuestionarse da mucho de si.

No es una cuestión de aprender mucho. Al contrario, es una cuestión de desaprender mucho.

Sabía usted que quien quiera despertar su conciencia y tener conocimiento del gran reino espiritual existente, primero debe cuestionar y desprogramar todas aquellas falsas creencias.

Cuando crees en algo, cree en ello hasta el final, implícita e incuestionablemente.

Después del paréntesis de la Edad Media el conflicto entre la fe y la razón empieza a decantarse poco a poco a favor de ésta última, pero los descubrimientos científicos de Copérnico y Galileo ponen de manifiesto la forma como nos engañan las apariencias: ni la Tierra es plana ni está inmóvil y no es el sol el que se mueve alrededor sino al contrario. La veracidad de los juicios humanos despierta cierta incertidumbre puesto que las cualidades que atribuimos a los objetos son percepciones nuestras que pueden deformar la realidad, la fe en el hombre renacentista parece tambalearse. Siguiendo el ejemplo de Sócrates, Descartes empieza a replantearse todo el saber de su tiempo hasta dudar de todo conocimiento. ¿Cómo estar seguro de algo? Lo único que puedo afirmar es que dudo y si dudo pienso, luego entonces existo. Esta duda metódica nos lleva a un nuevo axioma: "Pienso, luego existo", partiendo de esta verdad incuestionable se puede establecer un criterio de certeza mediante el cual no es posible dudar de la realidad; por tanto toda idea que se presenta a la mente de una forma clara y distinta supone una evidencia necesariamente verdadera. Siguiendo este discurso de entre todas las ideas hay una que destaca como una marca innata e imborrable: La idea de perfección que Descartes identifica con Dios, cuya bondad garantiza la existencia de las entidades externas al Sujeto.

Si eres de las personas que se dedica a cuestionar de modo malintencionado, criticas, juzgas y hablas mal de los demás, tu frecuencia vibración al jamás será alta, siempre vibraras muy bajo.

Lo que observamos no es la naturaleza en si misma, sino la naturaleza expuesta a nuestro método de cuestionamiento.

El verdadero amor es la muestra incuestionable de la inmortalidad.

La política es una cuestión de apariencias.

Pensar desde la “simplicidad voluntaria” es cuestionar profundamente la actual tendencia de nuestra sociedad de identificar dinero y posesiones materiales con calidad de vida. Puede ser que el concepto signifique cosas diferentes para personas diferentes ya que para una persona una vida simple y enriquecedora puede significar para otra, una vida de privación y sufrimiento. Genéricamente, la mejor manera de alcanzar la simplicidad voluntaria es reducir intencionalmente nuestras actividades vitales a sus elementos básicos, es decir aquellas cosas, actividades o relaciones que realmente necesitamos o deseamos fervientemente. La simplicidad supone descargar la vida de todo lo que está de más, vivir más ligeramente, dejando de lado todas aquellas distracciones que nos alejan de esa verdadera calidad de vida que podemos denominar como plenitud. Se ha dicho muchas veces que no es rico el que más tiene, sino el que menos necesita. Se puede vivir simplemente en las ciudades, en los pueblos y en las áreas rurales.

Son muchos los ejemplos de la vida diaria de personas muriendo de rabia y enojo por una situación que no pueden soportar, en la antigua China no era cuestión menor y se reflexionaba mucho acerca de cómo sobrellevar este sentimiento: Hay un viejo refrán que dice: Tal vez un plato hondo lleno de arroz no puede llenar el estómago, pero no poder demostrar el punto de vista propio puede hacerlo explotar y causar la muerte.

La mayoría de las personas piensan y actúan dentro de las limitaciones estrechas de lo que se les ha enseñado desde la infancia, sin cuestionar los supuestos básicos sobre los cuales han estructurado su visión del mundo.

La cuestión de la integración no es cuestión de agrandar los mercados, sino de tener una voz potente en el mundo.

Mi interés por el bienestar evolucionado a partir de mi interés por la toma de decisiones - de plantear la cuestión de si las personas saben lo que quieren en el futuro y si las cosas que la gente quiere para si los hará felices.

Nunca es una cuestión de creencia; la única actitud científica que uno puede tomar sobre cualquier tema es si es cierto.

Un contraste de este tipo no existe en el reino espiritual, donde todos son iguales y la belleza iridiscente de cada alma es evidente e incuestionable.

Con todo este proceso psicológico y emocional aplicado al individuo es más difícil que pueda abandonar la religión, porque ha perdido, además de la confianza en su capacidad de razonar, también la confianza en el conocimiento científico, igualmente su criterio propio se ve afectado, porque ya no puede analizar individualmente y crear sus propios conceptos, porque el argumento religioso le dice cómo debe pensar. Y también pierde la capacidad de lógica, pues el argumento religioso le enseña que la lógica no existe, que las leyes naturales se pueden quebrantar mágicamente. Entonces ya no está la lógica para cuestionar el argumento; salvaciones eternas resurrección, ángeles, demonios, cielos, infiernos, personas que se convierten en estatuas de sal, asnos que hablan, diluvios universales, estrellas que caen del cielo a la tierra y demás fantasías, todo esto se puede creer porque ya no están los parámetros de la lógica para cuestionar estas especulaciones, ya es más fácil llegar a la esquizofrenia que a la realidad.

Las nuevas tecnologías hacen que nuestra mente salte de un lugar a otro en cuestión de segundos.

La mujer es la causa visible de estas cuestiones: la producción de niños, la crianza de los nacidos y la vida diaria de los hombres.

La cuestión no es renunciar, sino abrazar un nuevo estilo de vida que es mejor que el que tenemos ahora. Si alguien tiene un modo de vida y le pides que lo suelte, no lo va a dejar por las buenas. Pero lo hará si le ofreces algo mejor.

La espiritualidad invita a razonar sobre todo, a cuestionar todo.

El control sobre grandes fuerzas se rige por el mismo principio que controlar unos pocos hombres: es una mera cuestión de dividir sus números.

La edad es una cuestión de la mente sobre la materia. Si te da igual, no importa.

La cuestión mas importante no es el tipo de entorno que tenemos, sino el tipo de pensamientos que elaboramos cada día, el tipo de ideales que seguimos; en una palabra, el tipo de hombres y mujeres que somos realmente.

Que los elefantes sean tan inteligentes y los hombres tan bestias debe ser debido a una cuestión de educación.

¿Razonar o Resonar? Esa es la cuestión.

Lo que es absurdo, y lo que no lo es, entonces, puede ser simplemente una cuestión de perspectiva.

Como consecuencia de este proceso insano aplicado por las religiones a los seres humanos, la mente queda totalmente bloqueada, incapacitada para razonar bien, la confianza en el conocimiento científico es totalmente destruida, su criterio propio anulado, sus sentimientos manipulados, su lógica abolida, cualquier absurdo que el argumento presente como real se puede creer, ya no existe la lógica para cuestionar, para poner sus parámetros en el pensamiento, en la estructura intelectual del individuo.

La espiritualidad no es una cuestión de rituales o estudios académicos. No es un tipo de culto o de buenas acciones. Espiritualidad es arrancar las impurezas del corazón. Este es el camino para encontrar el Amor.

Si una experiencia concreta es lo suficientemente importante como para que te cuestiones si la planeaste tu, es probable que lo hicieras.

Solo hay una forma de conocer y es cuestionando.

Las cosas tienen vida propia, todo es cuestión de despertarle el anima.

El sufrimiento empieza a disolverse cuando cuestionamos la creencia o la esperanza de que hay algún lugar donde ocultarse.

Podemos ver en el esquema que hay una clase de humanos que son creyentes fijos desde que nacen hasta que mueren. Estos no se atreven a cuestionar su ideología religiosa. Unos por el temor de castigo engendrado por la misma religión, otros por la soberbia y la FALSA CERTEZA de creer que su religión es dueña de la verdad.

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