La iluminación espiritual

Frases Allan Kardec

Citas Allan Kardec


El hombre que se ha dedicado a una especialidad encadena a ella todas sus ideas.

Cuando la ciencia demuestre que el espiritismo esta equivocado en un punto, el se modificara en ese punto.

Incrédulos. Decid si una doctrina que enseña semejantes cosas es risible, si es buena o mala. No encarándola sino desde el punto de vista del orden social, decid si los hombres que la practicasen serian felices o infelices, mejores o peores.

Para los espíritus, y, sobre todo, para los superiores, la idea lo es todo, y nada.

Quien nutre contra su prójimo sentimientos de animosidad, de odio, de celos y de rencor, no es caritativo; miente si se dice cristiano y ofende a Dios.

El verdadero espirita no es el que alcanzo la meta, mas si el que sinceramente quiere lograrla. Sera un buen espirita desde el momento que reconozca sus imperfecciones y sea sincero y perseverante en el propósito de enmendarse.

Puede decirse que los espíritus son los seres inteligentes de la creación. Pueblan el universo fuera del mundo material.

El hombre que cree infalible a su razón esta muy cercano del error.

El Espiritismo no viene en busca de los perfectos, mas si de los que se esfuerzan en poner en practica las enseñanzas de los Espíritus.

Las cualidades del alma son las mismas que las del espíritu encarnado en nosotros, de modo que el hombre de bien es encarnación de un espíritu bueno y el hombre perverso lo es de un espíritu impuro.

¿Que es el espíritu? El principio inteligente del universo.

El alma es un espíritu encarnado, cuyo cuerpo no es mas que la envoltura.

Fe inalterable solo es la que puede encarar la razón, cara a cara, en todas las épocas de la Humanidad.

En vuestras aflicciones mirad a los que están por debajo y no por encima; pensad en aquellos cuyo sufrimiento es todavía mayor que el vuestro.

Es natural la desesperación en aquel que cree que todo acaba con la vida del cuerpo, pero carece de sentido en aquel otro que tiene fe en el porvenir.

La vida espiritual es la vida normal del Espíritu y es eterna; la vida corpórea es transitoria y pasajera: no es sino un instante en la eternidad.

Cada uno tendrá que dar cuenta de la inutilidad voluntaria de su existencia.

¿acaso los tejidos del hombre y de los animales no encierran los gérmenes de una multitud de gusanos, que esperan para nacer la fermentación pútrida necesaria a su existencia?

El objeto esencial del Espiritismo es el mejoramiento de los hombres. No es necesario procurar sino lo que puede ayudar al progreso moral e intelectual.

Se necesitan años para ser un medico adocenado, las tres cuartas partes de la vida para ser sabio, y se querrá obtener en unas cuantas horas la ciencia del infinito.

La oración es recomendada por todos los buenos Espíritus, y también es pedida por todos los Espíritus imperfectos como un medio de aliviar sus sufrimientos.

El alma es un ser moral distinto, independiente de la materia, que conserva su individualidad después de la muerte.

El espíritu, propiamente dicho, es el principio inteligente; desconocemos su naturaleza; para nosotros, el es inmaterial, porque no tiene ninguna analogía con lo que llamamos materia.

Sabedlo bien, nada es nada, y la nada no existe.

Solo por medio del bien repudia el mal y la reparación no presenta ningún merito, si no toca al hombre en su orgullo, ni en sus intereses materiales.

Aquel que pide a Dios el perdón de sus faltas no lo obtiene sino cambiando de conducta. Las buenas acciones son la mejor de las plegarias, porque los actos valen mas que las palabras.

El pobre que comparte su mendrugo de pan, con uno mas pobre que el, es mas caritativo y tiene mas merito a los ojos de Dios, que aquel que da parte de lo que le sobra, sin privarse de nada.

Aquel que ora con fervor y confianza es mas fuerte contra las tentaciones del mal, y Dios le envía los buenos Espíritus para ayudarlo. Es un socorro que jamás es negado cuando ha sido pedido con sinceridad.

Por medio de la perseverancia llegaras a coger el fruto de tus trabajos.

Los Espíritus encarnados constituyen la Humanidad, que no esta circunscrita a la Tierra, sino que puebla todos los mundos diseminados en el espacio.

Llamamos alma al ser inmaterial e individual que reside en nosotros y sobrevive al cuerpo.

La duración del sufrimiento se basa en el tiempo necesario para que se mejore.

El mundo corporal no pasa de ser secundario; podría dejar de existir, o no haber existido nunca, sin que se alterase la esencia del mundo espiritista.

La vida es para el verdadero espiritista tan corta, tan fugitiva, que a sus ojos las tribulaciones no son mas que incidentes desagradables de un viaje.

El orgullo es el que engendra la incredulidad. El hombre orgulloso no admite nada superior a si mismo.

Los espíritus no encarnados o errantes no ocupan una región determinada y circunscrita, sino que están en todas partes, en el espacio y a nuestro lado, viéndonos y codeándose incesantemente con nosotros.

Dios es infinito en sus perfecciones; pero lo infinito es una abstracción. Decir que Dios es lo infinito equivale a tomar el atributo por la misma cosa, y definir una que no es conocida por otra que no lo es bastante.

La eterna es la vida del espíritu, la del cuerpo es transitoria y pasajera. Cuando el cuerpo muere, el alma vuelve a la vida eterna.

El alma del hombre es un Espíritu encarnado. Para secundarlo en el cumplimiento de su tarea, Dios les dio, como auxiliares, a los animales que le son sumisos y cuya inteligencia y carácter son proporciónales a sus necesidades.

Dios es eterno, inmutable, inmaterial, único, todopoderoso, soberanamente justo y bueno.

En el número de las causas de locura ha de incluirse también el terror.

El mundo espiritista es el normal, primitivo, eterno, preexistente y sobreviviente a todo.

Dios pobló los mundos de seres vivos, concurriendo todos al objetivo firme de la providencia.

La creencia en el Espiritismo no es aprovechable sino en aquel de quien se puede afirmar: Soy mejor hoy que ayer.

La fortuna es un deposito cuyo poseedor es solo usufructuario, puesto que no se la lleva consigo a la tumba; y deberá rendir severa cuenta del uso que haya hecho de ella.

El orgullo y la ambición serán siempre una barrera entre el hombre y Dios; son un velo corrido ante los celestes destellos, y Dios no puede servirse de los ciegos para dar a comprender la luz.

Si tornamos la palabra milagro en su acepción etimológica, en el sentido de cosa admirable, tendremos milagros incesantemente a la vista. Aspiramos en el aire y andamos con los pies, porque todo entonces es milagro en la Naturaleza.

El hombre que tiene conciencia de su inferioridad halla en la doctrina de la reencarnación una consoladora esperanza. Si cree en la justicia de Dios, no puede esperar.

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