La iluminación espiritual

Felicidad el estado ideal de ataraxia

EN BUSCA DE LA SERENIDAD

Para Epicuro, la felicidad consiste en la ausencia de dolor.

En la filosofía helenística se distinguen las escuelas de los epicúreos, los estoicos y los cínicos. Epicuro de Samos fue un filósofo griego del siglo IV a C que desarrolla una visión atomista de la naturaleza, pero son especialmente influyentes sus nociones éticas sobre el papel de los deseos para llegar al estado ideal de ataraxia. La Real Academia define este estado como Imperturbabilidad, Serenidad. Estas ideas originaron una escuela de pensamiento conocida como epicureísmo. Es relevante que las preocupaciones de la época helenística se trasladen a la ética o al saber vivir.

A continuación se comentarán algunas máximas de Epicuro.

EL PLACER

El placer como ausencia de dolor.

El límite máximo de la intensidad del gozo es la supresión de todo dolor. En donde hay gozo no hay, durante el tiempo que esté, dolor ni sufrimiento ni ambas cosas a la vez.

El placer, según Epicuro, consiste en la ausencia de dolor. Para llegar a esa conclusión parte de una elaborada teoría de los deseos y afirma que el camino hacia la felicidad es perseguir el placer, como ausencia de dolor. Es una apelación a la sobriedad, a la moderación frente a los excesos y desenfrenos. Es una invitación a intentar ser autosuficiente, una vez las necesidades básicas están cubiertas.

Evita aquello que te produzca dolor y sufrimiento y elige sabiamente los placeres que han de ocupar tu vida. Busca la serenidad dentro de ti. La vida del sabio es un camino a la ataraxia. Algunos consideran que estas visiones tienen conexión con el taoísmo, una filosofía oriental que predica la armonía con la naturaleza.

LOS RIESGOS

Aversión al riesgo.

Ningún gozo es malo en sí mismo, pero los actos causantes de determinados gozos conlleva muchos más dolores que gozos.

La forma de tomar decisiones, según el epicureísmo, tiene que tener en cuenta las consecuencias dolorosas de nuestras acciones en el corto y largo plazo. Es una peculiar interpretación del hedonismo, que busca evitar el dolor. El sabio es capaz de elegir bien entre los placeres -que no comporten dolor- y, a la vez, tiene capacidad de soportar los dolores inevitables.

En una terminología más actual el enfoque epicúreo tiene aversión al riesgo. Si algo puede comportar consecuencias dolorosas, aunque también suponga placenteras, debe ser evitado. Es una estrategia que busca un objetivo sin arriesgarse, en temor de las posibles consecuencias.

LOS DESEOS

Teoría epicúrea de los deseos.

En efecto, la gente es infeliz o por miedo o por apetencia infinita y vana. Si la gente refrena esos impulsos está en disposición de conseguir para sí el bendito raciocinio.

Epicuro distingue tres tipos de deseos: Los deseos naturales y necesarios, son aquellos encaminados a asegurar la supervivencia. Los deseos naturales e innecesarios serían los grandes manjares o los deseos sexuales. Finalmente los derechos innaturales e innecesarios buscarían la gloria, el honor y el triunfo.

En palabras de Mosterín (Helenismo), Lo importante para el sabio es no depender de los deseos innecesarios, no verse importunado por ellos, pues un cálculo prudente le mostrará que no es de sus satisfacción de lo que depende la felicidad, sino de la ausencia de dolor y preocupación La felicidad se encuentra en la vida sencilla, retirada y sosegada.

Cabe recordar algo que los clásicos negaban y es el fenómeno de la debilidad de la voluntad o akrasia. Alguien sabe que algo es perjudicial y lo hace. Sócrates, en su intelectualismo, consideraba no se daban estas situaciones y nadie haría algo que sabía que le perjudicaba. De nuestra experiencia más actual, cabe destacar que frente a la debilidad de la voluntad están justificadas las medidas paternalistas.

LA OPORTUNIDAD

Analizando el coste de oportunidad.

Ante cualquier deseo debemos formularnos la siguiente cuestión: ¿qué me sucederá si se cumple el objeto de mi deseo, y qué si no se cumple?

En esta máxima, Epicuro se plantea lo que, en términos económicos, se conoce como coste de oportunidad. Si optamos por cumplir el deseo, debemos conocer cual es la alternativa de no seguir. Esto permitirá valorar los diferentes cursos de acción y tomar una mejor elección. Si el coste de oportunidad es muy bueno habrá menos posibilidades de que se cumpla el deseo.

Otra reflexión más general es que, según el epicureísmo, excepto aquello necesario para la supervivencia, no es recomendable depender de los deseos. Es mejor ser autosuficiente, llegar a la ataraxia.

LA AMISTAD

El tesoro de la amistad.

De todos los medios de los que se arma la sabiduría para alcanzar la dicha en la vida el más importante con mucho es el tesoro de la amistad.

Otro elemento central para Epicuro es la importancia de la amistad. Debería basarse en relaciones de ayuda mutua. Compartir con los amigos es uno de los secretos de la vida. En este contexto, la lealtad permite afrontar el futuro con una buena sonrisa.

ATARAXIA

La ataraxia desde la perspectiva filosófica.

EPICUREÍSMO

La paz del alma como bien supremo, merece cualquier sacrificio, deben evitarse de este modo todas las cargas que perjudicarían a la ataraxia.

El refugio en la ataraxia, contra la miseria que implica vivir, se sostiene a través de la amistad, excitarse mutuamente en la contemplación lleva a la ausencia de turbación. La ataraxia no resume la felicidad total, solo constituye la condición indispensable, es imposible ser feliz si se sufre en la carne o en el espíritu. La ausencia de turbación de temor o de fatigas, se equilibran con términos positivos que indican una disposición a la alegría física o espiritual.

Así Epicuro propone un cuádruple remedio para alcanzar la ataraxia:

  1. Los dioses no son de temer.
  2. Ningún riesgo se corre en la muerte.
  3. El bien es fácil de procurar.
  4. El mal es fácil de soportar con fortaleza.

Según Epicuro, existen dos clases de deseos: los naturales necesarios, relacionados con la supervivencia; y los no naturales no necesarios, que provienen de la cultura, política y vida social. La satisfacción de los deseos es lo que produciría placer, el cual a su vez, para los epicúreos es lo que conduce a la felicidad, sin embargo, existen placeres que conducen a un dolor mayor que el placer inicial, estos placeres producen intranquilidad y deben ser evitados por la razón, ya que alejan de la ataraxia. La filosofía es una vía hacia la ataraxia, ya que esta es considerada también: La tranquilidad espiritual propia del sabio que distingue los deseos naturales de los que no lo son y es capaz de alejarse de aquello que es vano.

Las clases están divididas en:

  1. Los placeres naturales y necesarios: Solo los placeres que tienen que ver con la vida de las personas.
  2. Los placeres naturales pero no necesarios: Son todos los placeres que constituyen las variaciones superfluas de los placeres naturales (comer bien, vestir bien, etc.)
  3. Los placeres no naturales y no necesarios: Son todos los placeres vanos, nacidos en las vanas opiniones de las personas (deseo de poder, honor, etc.). Estos placeres no quitan dolores del cuerpo, siempre llevan problemas al alma.

ESTOICISMO

El estoicismo fue la última gran escuela de filosofía griega en ser fundada, y continuó existiendo hasta que en el año 529 d. C. el emperador Justiniano clausuró la Escuela de Atenas.

La vía para llegar a la felicidad es la ataraxia; es decir, la ausencia de trastornos del alma y la serenidad. Asumen una concepción materialista de la naturaleza, siguieron a Heráclito en la creencia de que la sustancia primera se halla en el fuego y en la veneración del logos; que identificaban con la energía, la ley, la razón, y la providencia encontradas en la naturaleza.

Para el estoicismo, la ataraxia consiste principalmente en adecuar los deseos propios a la racionalidad de la naturaleza (logos), aprendiendo a diferenciar las cosas que dependen de la propia persona de las que son independientes de ella. Es importante alcanzar la libertad y la tranquilidad sin preocuparse de las comodidades materiales, la fortuna externa, y dedicándose a una vida guiada por los principios de la razón y la virtud. Para encontrar la ataraxia, también es necesario eliminar los miedos a los dioses y a la muerte, así como no quejarse por las inclemencias del devenir.

ESCÉPTICOS

Desde el escepticismo, corriente de la filosofía helenística que sostenía que no era posible afirmar ni negar nada, la ataraxia es vista como una consecuencia causal de la suspensión del juicio o epojé.

BUDISMO

El Budismo, doctrina oriental basada en las enseñanzas de Buda hacia el siglo VI a.C., afirma que la causa principal del dolor por desasosiego es el deseo (cualquier deseo, que por ir siempre asociado al temor y la esperanza, desasosiega el corazón). Por lo que la fuga o redención del dolor yacen en la extinción o desnudez –nirvana- de todo deseo o afección perturbadora, como especialmente del deseo de vivir.

ANALIZADA COMO TRASTORNO

La ataraxia es la incapacidad del ser humano para sentir frustración.

A pesar de que esto puede parecer positivo, se trata de un trastorno provocado por un ictus o incluso por un golpe en la cabeza (en la parte frontal), en el que el cerebro queda dañado; la falta de voluntad para enfadarnos o simplemente desilusionarnos, nos impide evolucionar como personas, puesto que la frustración nos ayuda a mejorar cuando algo no nos gusta o no estamos satisfechos con ello.

A pesar de que la ataraxia podríamos relacionarla con una sensación permanente de tranquilidad, serenidad e imperturbabilidad en relación con el alma, la razón y los sentimientos, vemos que hay que pagar un alto precio por ello, ya que las personas que sufren de ataraxia no son conscientes de sus limitaciones ni de las consecuencias que pueden acarrear sus actos.

Si lo planteamos desde la filosofía helenística de la que proviene este término, la ataraxia o ausencia de turbación es una tradición clásica que demuestra una disposición orientada al equilibrio de las emociones gracias al logro de paz interior y la disminución de los deseos y las pasiones que hacen tambalearse, para bien o para mal, nuestro ánimo. Según este planteamiento, la ataraxia sería el fin último de conseguir una felicidad plena sin perturbaciones exteriores.