La iluminación espiritual

Falsa apariencia

POR: OSHO

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EL MUNDO DE LAS APARIENCIAS

Si vas a un templo por primera vez, vas en total ignorancia. Es una hipótesis el que el templo pueda contener algo, el que Dios exista ahí o no, pero yendo cada día, una y otra vez, repitiendo el ritual, las plegarias y cualquier cosa que el sacerdote diga y haciéndolo diariamente, año tras año, olvidarás el hipotético estado de mente que existía en un principio.

Con continuas repeticiones va entrando en la mente y empiezas a sentir que éste es el templo, que Dios vive aquí, que ésta es la morada de Dios. En este instante te has situado en el mundo de las apariencias.

Por eso es por lo que todas las religiones insisten en enseñar a los niños desde tan pronto como sea posible, porque una vez pasada la infancia es muy difícil convertir a la gente a cualquier religión, muy difícil. Los psicólogos dicen que todos deberían de ser instruidos antes de los siete años. El niño puede ser condicionado como hindú, musulmán, cristiano o cualquier cosa, como ateo o teísta, no importa cual sea la diferencia, pero ha de ser antes de los siete. Hasta los siete años el niño aprende casi el cincuenta por ciento de todo lo que aprenderá en toda su vida. Y este cincuenta por ciento es muy significativo porque se convierte en la base. Aprenderá muchas cosas, creará una gran estructura de conocimientos, pero toda ella estará basada en el conocimiento recibido cuando era niño. Y en esta época, antes de los siete años, el niño carece de lógica y de argumentos. Él es confiado, explora, cree. No puede ser incrédulo, porque no conoce lo que es la credulidad o la incredulidad.

Cuando nace el niño, carece de mente para razonar. No conoce lo que es el razonamiento. Diga lo que uno diga le parece cierto, y si se lo repites el niño es hipnotizado. Así es como todas las religiones han explotado a la humanidad. El niño tiene que ser conformado según un modelo, y una vez que el modelo está profundamente arraigado, nada puede ya hacerse. Incluso si después el niño cambia de religión, nada cambiará mucho. Al contrario, su cristianismo será parecido al hinduismo, debido a su base.

Convierte a un hindú al cristianismo y su cristianismo será como el hinduismo. Convierte un cristiano al hinduismo y seguirá siendo un cristiano en su interior, porque no puedes cambiar la base. No puedes volverlo un niño de nuevo, no puedes devolverle la inocencia. Ese momento se ha perdido.

Si alguna vez esta tierra se vuelve verdaderamente religiosa no predicaremos el cristianismo, el hinduismo, el mahometanismo o el budismo; ese es uno de los mayores errores cometidos. Enseñaremos la oración, enseñaremos meditación, pero no sectas. No enseñaremos palabras y credos, enseñaremos modos de vida, enseñaremos a ser felices, enseñaremos el éxtasis. Enseñaremos como mirar a los árboles, como bailar con los árboles, cómo ser más sensitivos, cómo estar más vivos y cómo disfrutar de las bendiciones que Dios nos ha dado... pero no palabras, no credos, no filosofías, no teologías. No, no los llevaremos a un templo o a una iglesia o a una mezquita, porque estos sitios han corrompido la mente. Dejaremos a los niños en manos de la naturaleza; ese es el verdadero templo, la verdadera iglesia.

Enseñaremos a los niños a mirar a las nubes que flotan, al sol que sale, a la luna al anochecer. Les enseñaremos cómo amar, y les enseñaremos a no crear barreras contra el amor, la meditación, la oración; les enseñaremos a ser abiertos y vulnerables, no les cerraremos sus mentes. Y desde luego les enseñaremos palabras pero al mismo tiempo les enseñaremos sobre el silencio, porque una vez que las palabras se establecen en la base, el silencio se vuelve difícil.

Toda la sociedad, tus padres, tus profesores, tus universidades, tu cultura, te ha dado una base equivocada. Ya has sido corrompido, tu origen está envenenado. Ese es el problema: como desenvenenarte. Y lleva tiempo, y una de las cosas más difíciles es desembarazarse de todo lo que sabes, de todo lo que haz aprendido.

¿Por qué ocurre esto? En primer lugar, crees que la palabra es la realidad; la palabra dios es Dios, la palabra amor es Amor; que la palabra es real. Y la palabra no es lo auténtico. La palabra solamente simboliza, indica, no es lo real. Tienes que distinguir y distinguir claramente, que la palabra no es lo auténtico. Si no puedes ver la realidad carente de palabras te sentirás frustrado en todos los ámbitos de la vida, siempre te sentirás frustrado porque tomarás la palabra por la realidad.


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