La iluminación espiritual

Experimentar sonidos del silencio

OSHO

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OM MANI PADME HUM

OM, El sonido del silencio.

Es una de las expresiones más bellas para describir la experiencia suprema, y significa el sonido del silencio, el diamante en la flor de loto.

Aunque los oídos externos no lo puedan oír ni los ojos externos lo puedan ver, el silencio también tiene su sonido, su música... Tenemos seis sentidos externos. En el pasado, el ser humano solo sabía de la existencia de cinco sentidos externos, el sexto se acaba de descubrir y está dentro de tus oídos, por eso no lo habían reconocido. Es el sentido del equilibrio. Cuando estás un poco mareado o cuando ves caminar a un borracho, puedes observar cómo afecta al sentido del equilibrio.

Al igual que hay seis sentidos para experimentar lo externo, también hay seis sentidos para experimentar lo interno: para ver, oír, sentir su equilibrio absoluto y su belleza. Se trata de algo invisible a los ojos externos pero no a los internos. No se puede tocar con los sentidos externos, pero los sentidos internos se hallan absolutamente inmersos en ello.

Cuando no hay pensamientos ni sueños, proyecciones ni expectativas, cuando no hay ni una onda, cuando desaparece de tu ser todo lo demás, lo que queda es el sonido Om. Entonces, el lago de tu conciencia se queda en silencio, se convierte en un espejo. En esos insólitos momentos se puede oír el sonido del silencio. Esta es la experiencia más valiosa, no solo porque manifiesta la cualidad de la música interior, sino porque nos muestra también que nuestro interior está lleno de armonía, alegría y gozo. En la música de Om está todo implícito.

No has de decirlo; si lo dices te perderás la verdadera experiencia. Tienes que oírlo, es algo que te envolverá de repente cuando estés absolutamente quieto y tranquilo; es una danza muy sutil. En cuanto seas capaz de oírlo, habrás entrado en los secretos mismos de la existencia. Te vuelves tan sutil que entonces ya mereces que te sean revelados todos los misterios.

EL SONIDO OM

La existencia siempre espera a que estés listo.

En Oriente, todas las religiones sin excepción coinciden en esta cuestión: el sonido que se escucha en el momento cumbre, en la cima más elevada del silencio, es algo parecido a Om.

En ningún idioma de Oriente hay un signo alfabético para escribir la palabra Om, porque dicho fonema no forma parte de ninguno de ellos. Om se representa con un símbolo, y es el mismo símbolo que se usa en sánscrito, en pali, en prakrit, en tibetano... Los místicos de todas las épocas han llegado a la misma conclusión: que como no pertenece a nuestra esfera mundana, no debe escribirse con letras. Debe tener su propio símbolo, un símbolo que esté más allá del lenguaje. En lo concerniente a la mente no significa nada, pero en lo concerniente a tu crecimiento espiritual su significado es enorme.

Toda la música, y especialmente la música clásica, intenta captar el sonido del silencio para que todas las personas, incluso aquellas que no han penetrado en su propio ser, puedan experimentar algo parecido. Pero, aunque es parecido, no es lo mismo, no es más que un lejano eco. Hasta el mejor de los músicos tiene que utilizar sonidos... y aunque los organice de una forma muy bella, nunca puede llegar a quedarse absolutamente en silencio. Entre los sonidos, mete intervalos de silencio, en un juego de sonidos y silencios. Aquellos que no entienden, solo oyen los sonidos, pero los que entienden oyen el silencio, el intervalo entre dos sonidos.

La auténtica música está en los intervalos de silencio. Pero no es creada por el músico, él solo crea sonidos dejando espacios de silencio entre ellos para que haya un contraste y, de esta forma, puedas experimentar algo parecido a lo que le ocurre a un místico en su mundo interior.

EL OM Y LA VERDAD

El Om es uno de los grandes logros de los buscadores de la verdad.

Ha habido casos absolutamente increíbles pero que son históricos...

Al fallecer Marpa, un místico tibetano, sus discípulos más próximos estaban sentados a su alrededor... porque la muerte de un místico es tan valiosa como su vida, tal vez más. Si puedes estar cerca de un místico cuando está muriendo, podrás experimentar muchas cosas porque su conciencia está abandonando el cuerpo, y si estás alerta y consciente, sentirás una fragancia nueva, podrás ver una luz nueva, escuchar una música nueva.

Marpa vivía en un templo. Cuando murió, se oyó el sonido Om. Todos sus discípulos se sorprendieron —miraron a todas partes—, ¿de dónde saldría ese sonido Om? Finalmente, se dieron cuenta de que salía de Marpa. No se lo podían creer, cuando acercaban los oídos a sus pies y sus manos, dentro de su cuerpo oían una vibración que creaba el sonido Om. Era un sonido que había escuchado todo el tiempo desde el día en que se iluminó. Como había experimentado este sonido constantemente, el sonido acabó penetrando en todas y cada una de sus células. Todas las fibras de su cuerpo vibraban sincronizadamente, en la misma longitud de onda.

Y esto es algo que también han experimentado otros místicos. Lo interno empieza a irradiar especialmente en el momento de la muerte, cuando todo llega a un crescendo. Pero el ser humano está tan ciego y es tan poco inteligente que cree que repitiendo el sonido Om como si fuese un mantra será capaz de oír y experimentar la música del silencio dentro de sí mismo, como lo oían los místicos que le dieron el nombre de Om.

Pero, por el mero hecho de repetirlo, jamás llegarás a oírlo. Mientras lo repites, tu mente sigue trabajando. Probablemente, sea yo el primero que te lo dice; los demás llevan siglos diciéndote: Repite Om. Lo cual crea una falsa experiencia y puede hacer que te pierdas en lo falso hasta tal punto que nunca llegues a descubrir lo verdadero.

Mi consejo es que no lo repitas, sino que estés en silencio y lo escuches. A medida que tu mente se calme y se aquiete, empezarás a sentir que el Om surge dentro de tu ser como un susurro. Cuando surge por su propia cuenta, su cualidad es completamente distinta. Te transforma.


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