La iluminación espiritual

El observador y el infinito

FÚNDETE CON EL INFINITO

A la mente le asusta la idea de fundirse con el Infinito.

Mooji utiliza, como todos los maestros, muchas preguntas, metáforas, analogías e imágenes para llevar al sincero aspirante a ese auto-reconocimiento. Pero su pregunta favorita, la pregunta final como él la llama es: ¿Puedes tú, el observador, ser visto? Mooji dice: Si solo dispusiera de una pregunta, te haría ésta, y no dejaré de hacértela. Es una pregunta tan potente que podrías olvidarte de todo lo que has escuchado o estudiado, y te conduciría a casa.

No podemos sino recomendar leer el aparte de El Latido de lo Absoluto que viene a llenar un vacío para los lectores de esta web de este carismático maestro que cada vez impacta más en el corazón de los buscadores. Sus escritos que tiene todo el aroma de convertirse, con el tiempo, en todo un clásico de la lectura espiritual.

LA INMENSIDAD INMACULADA

Lo que somos realmente es esta inmensidad inmaculada.

A pesar de que no es cierto que seamos simplemente la suma de todos nuestros pensamientos, la mayoría de los seres viven como si así fuera. Tú eres la consciencia, este espacio en el que los pensamientos se manifiestan y son percibidos. Lo que somos realmente es esta inmensidad inmaculada. No es algo que tengamos que aprender; más bien es algo que uno reconoce, algo con y en lo que nos fundimos, como Eso mismo. Paradójicamente, es precisamente la indagación la que hace posible este profundo reconocimiento, esta profunda convicción que yace en el corazón del Ser, aunque la propia naturaleza del Ser ―que no tiene ninguna característica― está más allá de la indagación.

A la mente le asusta la idea de fundirse con el Infinito, porque actualmente funciona como un ser personal cohesionado por una matriz de conceptos y sentimientos localizados en el interior de un cuerpo físico. Tememos que esta fusión signifique la disolución de nuestra forma y de nuestra identidad. Pero ese miedo a la disolución es en sí mismo señal de que lo irreal se está desvaneciendo. Es señal de que el reconocimiento de tu Ser ilimitado se está desplegando.

Para este reconocimiento intuitivo de la consciencia inmutable la mente actúa como un velo, como una niebla de ignorancia y de arrogancia. Siempre está calculando, siempre está intentando navegar en lugar de fluir como la vida misma. Mientras continúes navegando de esta manera, prácticamente ciego, tu aroma será el intenso olor de la agitación. Pasarás por alto la obvia perfección de la existencia.

NO JUZGAR

La percepción panorámica impersonal no hay juicios.

¿Puedes mirar las cosas sin elaborar juicios sobre ellas? ¿Puedes, sencillamente, percibir de forma neutral? Cuando somos capaces de ver las cosas con esta clase de neutralidad, las vemos como realmente son. Desaparece la necesidad de emitir juicios porque ahora vemos y percibimos desde el Ser. Muchas veces observamos la vida con una actitud reactiva. Nos creamos nuestra propia historia a medida que la vamos viviendo. Pero ¿es posible limitarse a ver, a mirar, sin prejuicios, sin juicios parciales, sin preferencias?

Resulta agotador percibir el mundo de esta forma tan reactiva y crítica, pero es el modo en el que funcionan la gran mayoría de los individuos. La noción de que son ellos los que están viviendo la vida ―en lugar de darse cuenta de que son la vida misma― los deja exhaustos.

En el espacio de la percepción panorámica impersonal no hay juicios ni reacciones personales. En ausencia del ego, lo único que hay es el Ser. Este estado resulta mucho menos agotador, y cuando estamos en él nos damos cuenta de que necesitamos dormir mucho menos que antes. Pero entonces la mente objeta: ¡No, no! ¿Dormir menos? ¡Pero si me estoy quedando dormido ahora mismo con tan solo escucharte! Este estado de ecuanimidad del que hablas es tan aburrido... ¡La vida debería ser apasionante!.

LA VERDAD

La más elevada verdad.

En el campo energético del satsang (La más elevada verdad), uno puede llegar a sentir cómo es habitar en el cuerpo cuando ya no se está al servicio de la mente. ¡Resulta increíble la facilidad y la naturalidad con las que fluye la vida!, cómo se expanden nuestros horizontes cuando dejamos de estar contraídos y ansiosos. Cuando estamos ausentes de manera personal, ¡qué ligera, qué espaciosa y generosa se vuelve tu propia existencia! En realidad, es algo muy sencillo; ya no te alteras con facilidad y todos esos juicios, miedos y ansiedades persistentes que tenías habitualmente dejan de estar presentes. Ahora te mueves arropado por la gracia. La vida se despliega serenamente como un estado de presencia radiante en movimiento. Este estado de Ser emana del silencio del verdadero Ser absoluto.

La Verdad no es una creación. Por lo tanto, eliminar lo falso no crea la Verdad; simplemente disipa aquello que impedía que la Verdad preexistente fuese reconocida.

Tú, como consciencia, tienes la capacidad de contemplar la realidad más elevada. Una vez que llegas a ver dicha realidad, te das cuenta de que tus acciones son las acciones del universo, no de un individuo. Incluso cuando te identificas con la persona, tus acciones siguen siendo las acciones del universo, operando a través de la mente de forma muy similar a las olas, pues cada ola particular siempre tiene el océano entero bajo ella. Toda ola se origina en el océano, por lo que no es más que un movimiento de este. ¡Pero tú eres el Océano, no simplemente una de sus olas!

Todos tus impulsos, todas tus acciones, no son más que olas que surgen en tu Ser oceánico. Eres tú el que las ve, el que las percibe, no son ellas las que te perciben a ti. No tienes ninguna existencia independiente de ti, de aquel que percibe las olas de la mente. Reconoce esta Verdad, sé uno con ella y observa las olas de iluminación que brotan a partir de tu Ser oceánico.

EL SER

Tú ya eres el Ser inefable.

La mente convierte la realización del Ser en una lucha, en una pugna por llegar ahí, pero esto no tiene nada que ver con llegar a ningún sitio o con convertirte en algo diferente. Tú ya eres el Ser inefable. Simplemente has de reconocer, confirmar y verificar tu posición real como la fuente observadora, el vacío a partir del cual surgen todos los fenómenos.

Vacío no es más que otro nombre para lo que eres. Nos pasamos la vida entera intentando ser el mejor alguien posible, pero ahora estamos descubriendo que en realidad somos nadie. Se trata del descubrimiento más profundo y relevante que puede hacer un ser humano; en este descubrimiento está la libertad, la alegría y la paz verdaderas.

No existen referencias para aquel que es consciencia no nacida. Es simple, único, original, y sin embargo está más allá de conceptos como original o único; es la pura consciencia de Uno mismo en el más verdadero sentido de la palabra. El auténtico sabio en tu interior es esa fuente observadora que es previa a la mente. Si dejas que este sabio te acompañe y te guíe, te llevará a emprender un viaje del que podrías no regresar nunca.

¿Te gustaría recorrerlo hasta el final? ¿Qué tal si pudieras simplemente continuar profundizando más y más en sabiduría, en intuición, mientras vas desapareciendo como identidad personal, en caída libre hacia el estado de puro vacío y dicha? ¿Qué amenaza podría haber en ello? ¿Qué tienes que perder? Puedes perder todo lo demás, pero nunca puedes perder la consciencia que eres. Lo que amamos realmente es esta consciencia del Ser, y esta consciencia es suprema porque no depende de nada que se pueda percibir.

Tú mismo eres el sabio que estás buscando.
Tú mismo eres el tesoro de la sabiduría que no se puede describir ni definir.
El viento sopla, pero nadie sabe de dónde viene ni a dónde va.
Así ocurre también con esta sabia presencia; prometedora, impredecible e imposible de rastrear.

EL EGO

Tú eres el testigo del ego, por lo tanto, tú estás más allá.

Cuando la conciencia dinámica se identifica con el cuerpo-mente, el resultado es el egoísmo, que es la raíz y causa de todo sufrimiento. El ego es la mancha más difícil de eliminar, pero puede trascenderse indagando en la naturaleza del verdadero Ser. Tú eres el testigo del ego, por lo tanto, tú estás más allá. Sé tan persistente como el ego parece ser. Cuando finalmente hayas realizado al Ser inmutable, el ego desaparecerá.

Hasta que llegue ese momento, conserva la determinación de matar a este dragón. Se le mata mediante la oración, la rendición y la devoción, y también con la espada de la auto-indagación. El yo ilusorio no puede prevalecer bajo el escrutinio y la fuerza de la auto-investigación. No te permitas ningún sentimiento hacia el ego. Deja de identificarte y de apoyar lo que de hecho está sofocando tu espontaneidad, tu paz.

LAS TRAMPAS DEL EGO

Si crees que es más espiritual andar en bicicleta o utilizar el transporte público para moverse, eso está bien, pero si juzgas a alguien que conduce un auto, entonces estás en una trampa del ego.

Si crees que es más espiritual no ver la televisión porque crea problemas en tu cerebro, eso está bien, pero si juzgas a quienes todavía la ven, entonces estás en una trampa del ego.

Si crees que es más espiritual evitar chismes o los medios de comunicación, pero juzgas a aquellos que leen estas cosas, entonces estás en una trampa del ego.

Si crees que es más espiritual hacer Yoga, convertirse en vegetariano, comprar solo alimentos orgánicos, comprar cristales, reiki, meditación, usar ropa hippies, visitar templos y leer libros sobre iluminación espiritual, pero enjuicias a quien no hace esto, entonces tu estás atrapado en una trampa del ego.

Estar siempre consciente para sentirte superior. La idea de que tú eres superior es la indicación más grande que te encuentras en una trampa de tus egos.

El ego quiere venir a través de la puerta de atrás. Tendrás una idea noble, cómo empezar el yoga y luego se tuerce para servir a su objetivo de sentirte superior a los demás. Empezarás a menospreciar a aquellos que no están siguiendo tu camino espiritual.

Superioridad, juicio y sentencia. Estas son las trampas del ego.