La iluminación espiritual

Como amar a los adultos mayores

Amarás a tu prójimo como a ti mismo

Amar a un adulto(a) mayor es un mandato divino amarás a tu prójimo como a ti mismo, y más aún cuando nuestro prójimo más cercano es uno o una de estos seres excepcionales, que tienen tanto que darnos, si tan solo nos dispusiéramos a recibirlo.

Si tan solo pudiéramos comprender que algún día, el tiempo también agregará luces plateadas a nuestros cabellos y se encargará de que vivamos en este mundo, en donde ellos y ellas viven ahora; un mundo que muchas veces está lleno de falta de oportunidades, desprecio, incomprensión e impaciencia por parte de los que les rodean, ese mundo es el que en un futuro no muy lejano, todos y todas nosotros(as) cosecharemos los frutos que estemos sembrando el día de hoy.

  • Déjalo hablar... porque hay en su pasado un tesoro lleno de verdad, de belleza y de bien.
  • Déjalo vencer... en las discusiones, porque tiene necesidad de sentirse seguro de sí mismo.
  • Déjalo ir a visitar... a sus viejos amigos, porque entre ellos se siente revivir.
  • Déjalo contar... sus historias repetidas, porque se siente feliz cuando lo escuchamos.
  • Déjalo vivir... entre las cosas que ha amado, porque sufre al sentir que le arrancamos pedazos de su vida.
  • Déjalo gritar... cuando se ha equivocado, porque los ancianos como los niños tienen derecho a la comprensión.
  • Déjalo tomar un puesto... en el automóvil de la familia cuando van de vacaciones, porque el año próximo tendrás remordimientos de conciencia si el abuelito ya no está más.
  • Déjalo envejecer... con el mismo paciente amor con que dejas crecer a tus hijos, porque todo es parte de la naturaleza.
  • Déjalo rezar... como él sabe, como él quiere, porque el adulto mayor descubre la sombra de Dios en el camino que le falta recorrer.
  • Déjalo morir... entre brazos llenos de piedad, porque el amor de los hermanos sobre la tierra, nos hace presentir mejor el torrente infinito de amor del Padre en el Cielo.