La iluminación espiritual

Aneurisma una enfermedad que corrige

Oraciones y Energía

Es una alegría poder estar con ustedes después del episodio que casi me arranca la vida. Comparto esta experiencia sabiendo que muchos no me conocen, pero lo hago por este medio porque sé que puedo llegar a todos los que de alguna manera se unieron con oraciones y energía para mi pronta recuperación.

Soy afortunado, en el 90 % de los casos de aneurisma se pierde la vida, el 10 % que sobrevive queda por lo general con problemas de movilidad, visión o coordinación, a Dios gracias, salí bien en todos los sentidos, agradezco a los que oraron por mi salud, los mensajes de aliento y de buenos deseos. A mi hermano y familia, especial agradecimiento, porque compartió su hogar durante 15 días con amor y buena amistad, confieso, primera vez en mi vida que me siento tan cerca de mi hermano, hecho, que me hacía feliz día a día y contribuía a recuperarme.

La vida es gran Maestro, sus métodos de enseñanza son tajantes, en mi caso, mi existencia requería de un revolcón que me hiciera replantear un estilo de vida de costumbres desordenadas e incompatibles para poder servir a Dios con toda la integridad del caso. Aprendí, que los tragos de licor que creemos inofensivos, son silenciosos y van minando nuestro organismo, asimile, que en cualquier momento llega la factura de cobro, ahora, seré más sano y respetaré más mi organismo.

Esta carta es el reinicio de actividades, como siempre, seguiré todos los miércoles acompañado de mi buen amigo Patrocinio y otros colaboradores, seguiremos llevando mensajes como los acostumbrados, continuaremos invitando a seguir a Dios de Tú a Tú, a respetar la vida de nuestros hermanos menores los animales, a dar información de primera mano sobre el universo y otros temas que de alguna u otra manera nos ayudaran a entender a nuestro creador supremo.

Solo me queda decir, gracias Dios Todo y Eterno por permitirme seguir en este mundo, gracias a todos mis hermanos, amigos y familiares, gracias a médicos y enfermeras, a mi Madre, con todo el amor, agradezco la compañía que contra viento y marea me brindaste, a mi esposa e hija, mis compañeritas tiernas y amorosas que llenaban de aliento mi lucha, a mis suegros que en estos momentos están acompañándome. Gracias, los quiero mucho.