La iluminación espiritual

El anacoreta

ANACORETA O ERMITAÑO

Se cuenta lo siguiente de un viejo anacoreta o ermitaño, es decir, una de esas personas que por amor a Dios se refugian en la soledad del desierto, del bosque o de las montañas, para solamente dedicarse a la oración y a la penitencia. Se quejaba muchas veces que tenía demasiado quehacer. La gente no entendía cómo era posible que tuviera tanto trabajo en su retiro. A lo que les contestó:

TENGO QUE DOMAR A DOS HALCONES, ENTRENAR A DOS ÁGUILAS,
MANTENER QUIETOS A DOS CONEJOS, VIGILAR UNA SERPIENTE,
CARGAR UN ASNO Y SOMETER A UN LEÓN.

¿Dónde están todos estos animales?

No vemos ningún animal cerca de la cueva donde vives.

Entonces el ermitaño dio una explicación que todos comprendieron.

Estos animales los llevamos dentro:

  • Los dos halcones, se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno y malo. Tengo que entrenarlos para que solo se lancen sobre presas buenas… Son mis OJOS.
  • Las dos águilas con sus garras hieren y destrozan. Tengo que entrenarlas para que solo se pongan al servicio y ayuden sin herir… Son mis MANOS.
  • Y los conejos quieren ir adonde les plazca, huir de los demás y esquivar las situaciones difíciles. Tengo que enseñarles a estar quietos aunque haya un sufrimiento, un problema o cualquier cosa que no me gusta… Son mis PIES.
  • Lo más difícil es vigilar la serpiente aunque se encuentra encerrada en una jaula de 32 varillas. Siempre está lista por morder y envenenar a los que la rodean apenas se abre la jaula, si no la vigilo de cerca, hace daño… Es mi LENGUA.
  • El burro es muy obstinado, no quiere cumplir con su deber. Pretende estar cansado y no quiere llevar su carga de cada día… Es mi CUERPO.
  • Finalmente necesito domar al león, quiere ser el rey, quiere ser siempre el primero, es vanidoso y orgulloso… Ese es mi CORAZÓN.